Y se hizo el milagro en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. O, al menos, eso pretende el artista camerunés Pascale Marthine Tayou que llega al espacio con su primera individual en España retando al visitante a sumergirse desde Occidente en el abismo que separa a África y Europa. Olvídense de la típica exposición étnica.
Lujo y pobreza, poder y sumisión o pureza y corrupción comparten espacio en una instalación marcada por los materiales cotidianos como la tiza, una bolsa de plástico o o souvenirs de viaje como un tiquet de autobús. De nuevo, arte comprometido para hacernos pensar.
Un colorido diario de bitácoras en el que Tayou se siente más viajero que artista y, activista para denunciar el hambre, la explotación de recursos naturales, la emigración forzosa o la sociedad de consumo.
Sus raíces africanas imprimen y dibujan cada una de las piezas, rematadas por objetos encontrados de una Europa de usar y tirar, una combinación que esperan traspase al público malagueño. África y Europa conviven, con sus diferencias, hasta el próximo 12 de junio en el CAC.