Una joven estadounidense de 23 años ha sido declarada culpable del asesinato de su madre por un curioso motivo: no quería que se enterase de que había sido expulsada de la universidad.
Desde luego, consiguió su propósito, pero de la peor manera posible. La brutalidad del crimen conmocionó a su comunidad. Un sartenazo en la cabeza precedió a más de treinta puñaladas en el cuello para acabar con la señora, de 50 años, que llegó con vida al hospital, pero no pudo superar la gravedad de sus heridas.
Los hechos ocurrieron en 2020, pero se han juzgado la semana pasada. Durante doce días, Ohio ha vivido pendiente del proceso hasta que finalmente la chica ha sido declarada culpable de asesinato y manipulación de pruebas.
La sentencia se hará pública dentro de un mes y aún no se sabe si el destino de la asesina será la cárcel o un centro de salud mental, ya que sus abogados defensores alegaron esquizofrenia durante el juicio.
