La investigación sobre cómo se destruyó un avión de combate F-16 del ejército belga ha dictaminado que se trató de un error mecánico de lo más absurdo. Eso sí, apenas causó daños personales aunque pudo haber supuesto una tragedia.
El avión se encontraba en un aeródromo y fue totalmente destruido por otro aparato idéntico desde el que se abrió fuego de forma involuntaria.
El cazabombardero afectado terminó calcinado e inservible. Y el origen del fuego estaba justo enfrente, dentro de un hangar en el que se realizaban labores de mantenimiento de otros aviones.
Por error, un mecánico activó el mecanismo de disparo de otro F-16, que «atacó» de inmediato calcinando otro igual y causando daños en un tercer aparato.
Las pérdidas materiales son millonarias, aunque no se sabe exactamente cuánto, ya que los aviones habían sido reparados y actualizados varias veces desde su adquisición por el gobierno belga.
