El sistema de control impuesto a Couto le debería haber impedido acercarse al domicilio de su ex mujer. Si hubiese funcionado correctamente, una alarma tendría que haberse activado en la Unidad de Vigilancia Electrónica, situada en dependencias de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en Madrid, donde funcionarios trabajan las 24 horas.
El protocolo marca que tras la alarma, los funcionarios de Prisiones deben alertar inmediatamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en una zona que el preso tiene vedada, denominada "de exclusión".
Al no saltar la alarma, Couto pudo dirigirse al domicilio de su ex mujer, que no estaba, y emprenderla a cuchilladas con sus vecinos, un matrimonio que declaró contra él en el juicio por maltrato que culminó en una condena de 2 años y 7 meses. También resultó herido leve un policía que intentó reducir al preso. Couto venía de asesinar presuntamente a su actual pareja sentimental, quien no le había denunciado anteriormente por agredirla.
Según las fuentes consultadas, el protocolo en el permiso penitenciario de Couto se siguió correctamente. Desde Instituciones Penitenciarias se avisó de la salida del preso de la cárcel de de A Lama (Pontevedra) a la Unidad contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y al organismo competente de la Xunta de Galicia.