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EKIN alertó a ETA del riesgo de que Batasuna abusase del nombre de Izquierda Abertzale

Advirtió que dificultaba el control de EKIN y ETA sobre el entramado porque con esa estrategia las convocatorias eran en nombre de todos

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  • Foto cedida por la Guardia Civil. -
Los recelos de EKIN hacia la deriva actual de Batasuna llegaban hasta el punto de que los detenidos la madrugada del pasado lunes llegaron a alertar a la dirección de la banda del riesgo que suponía, para su labor de controlar el entramado etarra, el hecho de que los dirigentes de la formación ilegalizada usasen de forma abusiva el nombre de Izquierda Abertzale para sus actos. Advertían de que era una estrategia para dar una imagen de globalidad a sus movimientos que, a su juicio, no se correspondía con la realidad y ponían como ejemplo la 'Declaración de Alsasua', informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.

Desde EKIN admiten que el origen de esta confusión es el proceso de ilegalizaciones a la que se ha visto sometida Batasuna y sus marcas sucedáneas: "como no se puede hablar en nombre de Batasuna, se habla en nombre de la Izquierda Abertzale". No obstante, si bien consideran que esta estrategia fue efectiva en su momento, alertan de que con el tiempo ha dificultado la labor de control que ejerce EKIN y por consiguiente la propia ETA sobre todo su entramado.

Los guardianes de la ortodoxia etarra denuncian que la situación es cada vez más grave a medida que Batasuna ha realizado en los último tiempos actos a iniciativa propia con el objeto de escenificar un consenso general y plural de todas las organizaciones que integran la izquierda abertzale.

En esta crítica EKIN hace especial mención al acto de 'la declaración de Alsasua', celebrada el 14 de noviembre de 2009 en la citada localidad navarra. Fue la primera gran puesta en escena de la izquierda abertzale en su apuesta por la apertura de un nuevo ciclo en ausencia de violencia tras un proceso asambleario en el País Vasco y Navarra, donde las bases abertzales se manifestaron mayoritariamente a favor del documento 'Zutik Euskal Herria' (Euskal Herria en pie) frente a la 'Ponencia Mugarri', que defendían EKIN y ETA y que abogaba por una vuelta a los atentados.

"Como es una aparición de Batasuna, corresponde a Batasuna, pero se hace en nombre de la Izquierda Abertzale, por lo tanto, en nombre de todos", lamentaban los dirigentes de EKIN que, a su juicio, los representantes de la formación ilegalizada deberían haber presentado el acto como propio.

Así, la alternativa que propuso EKIN a la dirección de la banda terrorista fue reconducir la deriva de su brazo político y "recuperar la esencia de la Unidad Popular (Batasuna)". Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por Europa Press enmarcan esta reacción con la estrategia marcada por ETA de apoyar en público los pasos dados por Batasuna, pero en privado valerse de EKIN para reconducir a la izquierda aberztale a sus intereses.

De hecho, dos meses después de Alsasua, el 17 de enero de 2010, la banda se pronunció por primera vez acerca de este paso asegurando que tutelaba y respetaba el movimiento llevado a cabo por su brazo político, pero añadía que no era el momento de dejar las armas.

GAKOA Y OSTERTZA: 'LA CLAVE Y HORIZONTE'

Los enfrentamientos entre EKIN y sectores de la izquierda abertzale se remontan a finales del año 2008, cuando en el seno de la izquierda abertzale comenzó a circular --al margen de las estructuras orgánicas-- un documento llamado GAKOA (la clave). En términos generales se criticaba el modo en el que se tomaban la decisiones en las organizaciones del entorno etarra y la ausencia de democracia interna.

Los autores de estas criticas no pertenecían a las estructuras directivas, sino que se trataba de militantes de base que incluso intentaron sin éxito someter sus reflexiones a debate. Meses después de GAKOA vio la luz OSTERTZA (Horizonte), donde insistían en sus críticas señalando directamente a los miembros de EKIN y denunciando que su influencia ha sido cada vez mayor perjudicando los procesos de decisión.

En concreto, lamentaban que esta situación había repercutido en un empeoramiento en la formación política de los militantes abertzales que se limitaban a aceptar las consignas transmitidas desde las estructuras de dirección. "Somos muchos los que remamos en la trainera abertzale, pero muy pocos los que conocemos el rumbo", decía el documento OSTERTZA.

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