Las maniobras militares ruso-bielorrusas "Zapad-2017" comenzaron hoy en el territorio de estos Estados, en zonas fronterizas con la Unión Europea (UE), en medio de las críticas de la OTAN y algunos países occidentales, que han acusado a Moscú de movilizar a unos 100.000 efectivos para los ejercicios.
"Las maniobras 'Zapad-2017" se llevan a cabo bajo el mando de los jefes de los Estados mayores de Rusia y Bielorrusia y constituyen la última etapa de la instrucción conjunta de las fuerzas armadas de los dos Estados", señala un comunicado difundido por el Ministerio de Defensa ruso.
Moscú y Minsk sostienen que las maniobras tienen un carácter exclusivamente defensivo y que en ellas participarán unos 12.700 militares, entre ellos 7.200 bielorrusos y el resto soldados rusos.
Los ejercicios "no están dirigidos contra ningún Estado ni conjunto de países", insistió hoy la cartera militar rusa.
El comandante del distrito militar occidental de Rusia, Andréi Kartapolov, explicó la víspera que el guión de los ejercicios es que "las fuerzas deben hacer frente a grupos extremistas que han penetrado en el territorio de la Unión Estatal (de Rusia y Bielorrusia) para cometer atentados terroristas".
Según Moscú, en las maniobras participan unos 70 aviones y helicópteros, casi 700 piezas de armamento y vehículos militares, incluido tanques y lanzaderas de misiles, y también diez buques de la Flota rusa del Báltico.
Los militares pondrán a prueba sus destrezas en seis polígonos situados en Bielorrusia, y en otros tres en territorio ruso, en las regiones de Leningrado, Pskov y el enclave de Kaliningrado, todas fronterizas con países de la UE.
Rusia y Bielorrusia mantienen que han informado debidamente sobre los ejercicios a todos los países de la OTAN y de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
No obstante, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, criticó hace una semana en Estonia la falta de transparencia de Rusia y aseguró que la Alianza seguirá muy de cerca las maniobras conjuntas.
Negó que los ejercicios representen una "amenaza inminente", como han advertido en los países bálticos y Polonia, pero recordó que similares maniobras tuvieron lugar en 2008, antes de la guerra en Osetia del Sur, y en 2014, antes de la anexión de Crimea.
"Cada nación, incluido Rusia, tiene derecho a ejercitar sus fuerzas. El problema es que no lo están haciendo de una manera transparente y hemos visto anteriormente que Rusia ha usado sus grandes ejercicios militares para encubrir o como precursor de agresivas acciones militares contra sus vecinos", apuntó.
Según el Documento de Viena, sólo los ejercicios en los que participen más de 13.000 efectivos deben ser abiertos a observadores de otros países, pero varios países aliados consideran que en los ejercicios ruso-bielorrusos toman parte muchas más tropas.
"Estos son los mayores ejercicios creo que en cuatro años. Unos 100.000 efectivos rusos y bielorrusos estarán ahora en las fronteras de la OTAN", dijo Michael Fallon, ministro de Defensa británico.