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Peces de arrecife ‘sabotean’ procesos de limpieza del ecosistema

EP | Se ha descubierto que los peces damisela interrumpen los ‘servicios de limpieza’ vitales para la salud de los arrecifes. Y el cambio climático podría empeorar la situación. La comida elegida por el pez limpiador del Caribe, el gobio nariz de tiburón, es un plato de parásitos, tejido muerto, escamas y mucosidad recogidos de […]

EP | Se ha descubierto que los peces damisela interrumpen los ‘servicios de limpieza’ vitales para la salud de los arrecifes. Y el cambio climático podría empeorar la situación.

La comida elegida por el pez limpiador del Caribe, el gobio nariz de tiburón, es un plato de parásitos, tejido muerto, escamas y mucosidad recogidos de los cuerpos de otros peces. Al retirar estos residuos, los gobios ofrecen sus ‘servicios de limpieza’ a otras especies marinas, un famoso ejemplo de relación mutuamente beneficiosa entre especies.

Pero una nueva investigación de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Cardiff demuestra que cuando los gobios se instalan inadvertidamente en el territorio de peces damisela agresivos, éstos ahuyentan a los ‘clientes’ de los gobios.

El estudio, que se publica en Behavioral Ecology, es un ejemplo de un fenómeno en gran medida inexplorado: una relación mutuamente beneficiosa en la naturaleza que se ve perturbada por un tercero.

Los gobios nariz de tiburón trabajan en solitario o en grupo y establecen una ‘estación de limpieza’: un lugar fijo en un rincón concreto del arrecife de coral, al que acuden otros seres marinos cargados de parásitos para aprovechar las necesidades alimentarias de los gobios.

«Los gobios esperan en las estaciones de limpieza a que los clientes los visiten, de forma similar a las tiendas. Y con los clientes, llegan los parásitos», explica en un comunicado la doctora Katie Dunkley, ecóloga del comportamiento del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge. «A cambio de prestar un servicio de limpieza, los gobios reciben un pago en forma de comida».

Los clientes son variados e incluyen peces loro, peces cirujano y peces mariposa. Estos exigentes peces clientes van de un lado a otro, visitando diferentes estaciones de limpieza abiertas al público. Si les interesa, adoptan una postura estacionaria que hace más probable la limpieza, por lo general con la cabeza o la cola erguidas y todas las aletas desplegadas.

Durante la limpieza, que puede durar de unos segundos a varios minutos, los gobios entran en contacto físico con el cliente y le quitan los parásitos y otros tejidos muertos. Esto se conoce como «estimulación táctil» y, además de deshacerse de los parásitos, puede actuar como un masaje que reduce el estrés del cliente, afirma Dunkley. Investigaciones anteriores han demostrado la importancia de los limpiadores: su eliminación reduce el número y la variedad de especies de peces en los arrecifes.

«Las estaciones de limpieza actúan como un mercado, y si los clientes dejan de acudir, con el tiempo una estación de limpieza quebrará», afirma Dunkley.

Cinco investigadores pasaron más de 34 horas observando las estaciones de limpieza de un arrecife de poca profundidad en Tobago durante seis semanas. Equipados con esnórquel y papel impermeable, registraron las interacciones bajo el agua durante periodos de 10 minutos cada día, de 8.00 a 17.15 horas.

Comprobaron que los peces cliente eran menos propensos a acudir a las estaciones de limpieza que patrullaban con más frecuencia los peces damisela, que ahuyentaban a los «intrusos».

«Pensé que los peces damisela podrían desempeñar un papel, ya que también visitan las estaciones de limpieza, aunque no se limpian a menudo. Los peces damisela actúan como agricultores, ya que eliminan las algas que no quieren para favorecer el crecimiento de sus algas preferidas. Los peces damisela protegen sus territorios de algas, y estos peces antisociales pasan mucho tiempo patrullando sus territorios, ahuyentando a los intrusos mediante mordiscos, ataques, persecuciones o amenazas».

Los territorios de los damiselas cubren hasta el 70% de algunos arrecifes. En un arrecife sano, se mantiene un equilibrio entre las algas y el coral. Pero a medida que los arrecifes se deterioran y se intensifica la sobrepesca, las algas prosperan. A medida que los arrecifes se deterioran, los peces damisela pueden volverse más comunes y/o agresivos, lo que lleva a que menos especies reciban el tratamiento de limpieza necesario para mantenerse sanas, afirma Dunkley. En última instancia, esto podría contribuir al desmoronamiento de los delicados ecosistemas que sustentan los arrecifes.

«En el futuro nos gustaría averiguar los motivos de los peces damisela. ¿Les mueve el deseo de proteger sus granjas de algas o monopolizar las estaciones de limpieza?», explica Dunkley, investigador junior del Charles Darwin and Galapagos Islands Fund en el Christ’s College de Cambridge.

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