Un piloto británico «aburrido», según The Telegraph, de la Fuerza Aérea Real está siendo juzgado por crear el caos en un avión en febrero de 2014, con cerca de 200 pasajeros a bordo.
Pilotaba una nave militar desde Reino Unido a la base de Camp Bastion, en Afganistán. En el momento en el que el copiloto había salido de la cabina para buscar una taza de té, sacó su cámara y se puso a tomar fotografías. La mala suerte se tornó contra él, pues se le cayó la cámara y quedó atascada en los controles del avión. Eso provocó que la nave comenzara a caer en picado.
Llegó a caer hasta 4,400 pies en solo unos segundos y los pasajeros salieron disparados hacia el techo del avión. La agonía y el susto no duraron demasiado, ya que el piloto, de 49 años, logró recuperar el control. Supuestamente después mintió en un registro técnico al indicar que el incidente había sido consecuencia de un fallo técnico.
