Gafas oscuras, pechos falsos, peluca y un vestido. Así de simple era la estrategia de un preso hondureño para escapar de la cárcel.
Lejos de las grandes y complicadas fugas que vemos en las películas, Francisco Herrera intentó huir con un engaño tan sencillo que parece increíble.
El reo fue cazado en su intento, aunque viendo las fotografías no nos extraña. Eso sí, se trabajó tanto el disfraz que hasta se pintó los labios y las uñas.
Cuando un grupo de familiares se marchaba tras visitar a sus presos, Herrera quiso adoptar la identidad de una cómplice que se quedó escondida dentro.
Consiguió pasar dos de los filtros de seguridad de la prisión, pero a los guardias les extrañó la forma de andar de la «mujer». Y todo porque Herrera cometió un grave error al no ensayar el uso de zapatos de tacón.
Puestos en alerta, los guardias le pidieron que se quitase las gafas y dijese su nombre. Ya perdido, Herrera fue devuelto a su celda y no solo no ha conseguido su propósito, sino que ahora verá incrementada su condena.
