Los compañeros de expedición de los montañeros fallecidos en el accidente del Atlas marroquí han anunciado este jueves que emprenderán medidas judiciales por el rescate llevado a cabo por la Gendarmería del país alauita, en tanto que consideran que fue una "negligencia".
Así lo han señalado en la rueda de prensa convocada en Granada junto al único superviviente de lo ocurrido, Juan Bolívar, en la que han indicado que el bufete del exmagistrado Baltasar Garzón ya se ha ofrecido para representar sus intereses.
Según ha considerado uno de los expedicionarios, y portavoz de la asociación de espeleólogos que organizó el viaje, José Morillas, deben aclararse las circunstancias del rescate de José Antonio Martínez, que falleció tras cinco días con vida después del accidente.
"Esto no se va a quedar así, queremos que se entere toda España de quiénes son los responsables de este asesinato cometido por las autoridades marroquíes y consentido por el Gobierno de España, y su principal responsable, Mariano Rajoy", ha afirmado Morillas, que ha indicado que, independientemente de las acciones legales que adopten las familias de los espeleólogos, el Grupo Espeleólogico Ilíberis, con 42 años de trayectoria, prevé personarse. No obstante, y teniendo en cuenta que es un club social y que no cuenta con recursos, no descartan que de forma personal, con fondos propios, denuncien este asunto.
De todas formas, ha incidido en que aún es "pronto" para concretar su denuncia, aunque ya ha apuntado a que lo que sucedió fue un "asesinato" por "negligencia" del Gobierno marroquí y por "prepotencia", para dar al mundo "una imagen de que sus equipos estaban preparados" para el rescate, y ha criticado al Gobierno español por "creérselo" y "no poner los medios" adecuados. "Las actuaciones judiciales se llevarán a cabo y esto no debe de quedar impune, porque esto no debe volver a suceder", ha dicho.
Asimismo, ha negado que los espeleólogos cometieran algún tipo de imprudencia, y ha recordado que se trata de personas "muy experimentadas" en la montaña.
En su opinión, el accidente se produjo a una profundidad aproximada de 300 metros en el Cañón del Wandrass, en un lugar que entonces, a finales del pasado mes de marzo, tenía un metro de nieve, e incluso hielo, por lo que la superficie era "bastante resbaladiza". Los montañeros creen que el que encabezaba la expedición de los tres accidentados, Gustavo Virués, fue poniendo varios anclajes para sortear la cascada, en una cornisa, y que José Antonio Martínez, que le seguía, resbaló en algún momento. Fue entonces cuando arrastró con su peso a Virués, que quedó a media altura de la escalada, y él cayó al principio del nevero.
"Gustavo fue pegando golpes en las distintas paredes hasta que llegó al sitio colgado de la cuerda", ha indicado Morillas, que ha señalado que Virués murió en el acto y que José Antonio, que tuvo una peor caída, consiguió salvar la vida, aunque quedó con una brecha en la cabeza y con dos piernas rotas.
En la rueda de prensa ofrecida por cerca de dos horas en Granada, el padre del único superviviente, que se llama como su hijo, Juan Bolívar, ha recordado que fueron los propios expedicionarios los que localizaron a los desaparecidos y ha criticado la actitud de Marruecos con las familias. De hecho, ha indicado que los gendarmes les aseguraron que habían dado de comer a José Antonio Martínez, que le habían dado mantas y que la camilla en la que estaba se encontraba en un lugar seco, sin agua.
"No fueron sólo negligentes, sino mentirosos e inhumanos", ha mantenido Bolívar, que además ha explicado que pese a las peticiones de las familias, que no sabían quién de los tres había fallecido en primer lugar, no llegaron nunca a preguntarles el nombre a los supervivientes. Fue Juan Bolívar hijo el que consiguió hacerse con un walkie y dio esa información.
Los montañeros han destacado la experiencia tanto de Virués como de José Antonio Martínez, y su amor por la montaña y la naturaleza. Virués, según han incidido, era una persona que siempre lideraba las expediciones y que nunca dejaba a nadie atrás. Los dos fallecidos se integraron en los años 90 en el Grupo Espeleológico Ilíberis, siendo estudiantes de la Universidad de Granada, y desde entonces han viajado con su afición a lugares como Canadá, Estados Unidos, los Andes, los Alpes y, por último, el Atlas marroquí.