?Aquí está todo lo mejor y todo lo peor de mi vida y de mi sociedad?, asegura el artista.
La escultura en bronce "Carmen dormida" y el prototipo a tamaño real de "La mujer de Coslada" anuncian una de las exposiciones más importante y esperadas en la que Antonio López ofrece al público lo que es y lo que ha sido su trayectoria "sin trampa ni cartón".
Pocas veces el auditorio del Museo Thyssen-Bornemisza ha estado más lleno. Con su camisa a rayas, rodeado de fotógrafos y cámaras de televisión y hasta cierto punto ajeno a la gran expectación que genera, el artista manchego inició la presentación afirmando: "con sencillez he de decir que después de la muestra de 1993, en lo último que pensaba era en volver a aparecer en una exposición que no fuera comercial".
Antonio López reconoció su pereza para organizar una exposición, en la que se van muchas energías y recordó que cuando le concedieron el Premio Velázquez, que conlleva la organización de una exhibición en el Museo Reina Sofía, "no había nada madurado para mostrar en un lugar que inspira tanto respeto. Me parecía muy mal hacer una exposición con lo que fuera y a destiempo".
Para él la muestra del Thyssen, en la que lamenta no haber podido contar con la escultura de los reyes que se encuentra en Valladolid "y que está hecha con mis amigos de toda la vida" Julio y Francisco López Hernández, "es como ver a una persona de cuerpo entero. No hay trampa ni cartón. Aquí estoy yo desde los 13 años hasta las obras que todavía se encuentran en proceso".
Contento y feliz en su reencuentro con el público, Antonio López espera que los visitantes vean la obra "de un pintor que hace escultura y que ama apasionadamente el dibujo. Aquí está todo lo mejor y todo lo peor de mi vida y de mi sociedad", afirmó el artista, para quien "ningún pintor que vive debería exponer en el Museo del Prado. No está para eso".
Pocas veces también Guillermo Solana, director artístico del museo y comisario de la muestra junto a María López, hija del artista, ha sentido "una satisfacción tan grande como la que siento al presentar esta exposición".
En este sentimiento ha sido importante "el prolongado y laborioso cortejo" para lograr que después de dieciocho años sin exponer, el maestro de la figuración accediera a este "anhelado encuentro del artista con su público".
Solana recordó que Antonio López solo quería presentarse cuando tuviera una cantidad de obra nueva suficiente y a la altura del público "y eso es lo que ha hecho que tardara tanto en exponer".
Entre el listado de obras hay muchas inéditas, como el "Hombre tumbado" que acaba de salir de la fundición, o las "gran vías" en proceso. Además, hay muchas obras de colecciones privadas que no se han visto o que hace tiempo que no se exhiben.
El recorrido a través de las 130 obras que forman la exposición puede resultar desconcertante para los visitantes, que podrán contemplar "una amplia y abundante producción de sus últimos veinte años, época en la que ha creado algunas de sus mejores obras maestras", según Solana.
Las creaciones más recientes, con saltos atrás que permiten descubrir al público los orígenes de estas obras, forman un paseo por los tres grandes núcleos de su producción: la ciudad de Madrid, los árboles y la figura humana que Antonio López plasma respectivamente en la pintura, el dibujo y la escultura.
Con una selección de obras en las que la figura humana tiene un papel importante, la segunda parte de la exposición representa una mirada atrás en la que hay muchos "descubrimientos", con obras que no se han mostrado con anterioridad o que se encuentran en colecciones privadas.
"Después de haber mostrado lo que ha aportado durante las dos últimas décadas, se remonta hasta el año 1954, en una especie de autobiografía del artista", según Solana.
Se trata en realidad, afirmó el comisario, de dos exposiciones complementarias "pilotadas por el artista. El espíritu de la exposición es el propio artista contando al público cuales han sido las preocupaciones más íntimas que quería mostrar".
María López también expresó su satisfacción por el resultado de dos años de trabajo, y señaló que durante los dos últimos meses han vivido muchos momentos de incertidumbre en cuanto a las obras a exponer, "pero mi padre ha estado entregadísimo ya que quería que todo saliera adelante".
La exposición, patrocinada por la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado, se podrá contemplar hasta el 25 de septiembre en el Museo Thyssen.