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Ramo, anónimo y 80 pantallas: al rescate de la boda robada de Ana y Ferrán

Ana Mena, de Las Palmas de Gran Canaria, y Ferrán Plá, de Santa Brígida, prepararon durante meses su boda para el 2 de mayo de 2020. Su fecha quedó congelada por el estado de alarma, apresada por un confinamiento que no ha podido acabar con la ilusión de ese día, que celebraron ante un centenar […]

Ana Mena, de Las Palmas de Gran Canaria, y Ferrán Plá, de Santa Brígida, prepararon durante meses su boda para el 2 de mayo de 2020. Su fecha quedó congelada por el estado de alarma, apresada por un confinamiento que no ha podido acabar con la ilusión de ese día, que celebraron ante un centenar de invitados, a través de internet y por sorpresa.

Grancanarios ambos, Ana y Ferrán se quedaron bloqueados en Madrid, la ciudad donde trabajan, y se vieron obligados a posponer su enlace para el año 2021. No esperaban que muchos de sus invitados se conectaran con la capital española a través de 80 pantallas para vivir con ellos su gran día.

Él, médico; economista, ella, la COVID-19 detuvo sus planes de boda, que se iba a celebrar en Gran Canaria. Y aunque en esta ocasión faltaron los abrazos, el traje blanco y las flores, nunca las distancias se acortaron tanto para unirles en un «sí quiero» virtual con familiares y amigos.

Por videollamada, un centenar de invitados vestidos para la ocasión asistieron a una boda atípica aunque llena de sentimientos.

Ninguno de sus seres queridos querían que este día pasase de largo para la pareja, que ha podido encontrarse con sus abuelos, padres, hermanos y amigos a través de internet en una celebración repartida en 80 casas por toda la geografía española.

Los novios recibieron a primera hora de la tarde un mensaje anónimo que les indicaba una serie de pautas a seguir, pruebas que debían cumplir a lo largo de la tarde.

Entre ellas, preparar un ramo de novia con lo que tuvieran en casa, maquillarse, vestirse de boda con las prendas de su armario y comunicar a sus vecinos desde su balcón que era el día de su boda.

Los vecinos no dudaron en felicitarles, gritando de ventana a ventana en una felicidad compartida de un lado a otro de las aceras. «Nuestra boda era hoy, así que la celebramos en la intimidad», gritó el novio, aunque buena parte de sus invitados ya estaban conectados esperando para brindar con la pareja.

Grupos de WhatsApp, aplicaciones para que no se descubriera quien les escribía y una sesión en videoconferencia colectiva convirtió a la tecnología en parte de una boda virtual, para que «este día quedase para siempre en el recuerdo de todos».

«No era la boda que pensábamos celebrar hoy, día 2 de mayo, porque nos gustaría estar en vuestra tierra, con vosotros, disfrutando y festejando un día tan bonito y ha sido una gran tristeza», dijo el maestro de ceremonias. En cambio, «charlando, hemos llegado a la conclusión de que las penas son menos cuando existe la certeza de una felicidad futura mucho mayor», lo que pasará el año que viene «cuando lo podamos al fin celebrar juntos», añadió.

«Levantemos todos nuestras copas y brindemos por los dos, Ferrán y Ana», porque «pronto lo celebraremos», a lo que los invitados respondieron con un colectivo «¡vivan los novios!».

Emoción y alegrías a distancia, alguna lágrima y sobre todo mucho amor para dejar atrás los obstáculos que ha puesto el coronavirus. Ni una pandemia mundial ha podido ennegrecer el día más feliz de estos dos grancanarios, con un «sí quiero» envuelto por el sábado en el que España inauguró su «nueva normalidad». EFE

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