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Ronda

Devoción sin límites a Padre Jesús

El histórico barrio abre sus puertas a la ciudad un año más como cada Jueves Santo

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Bullicio en la cuesta que sube al monte Calvario. Ronda entera mira a Padre Jesús. Ronda espera a su Señor, dispuesta a cargar con la cruz que curva su espalda. Ronda o el gran cirineo. Sólo quienes habitan esta ciudad pueden entender la devoción que se irradia desde un barrio pero que acaba cubriendo a toda una ciudad.

El Jueves Santo acabó de nuevo este año en Padre Jesús. Luna llena de primavera. Madrugá rondeña de Pasión. De pasión desbordada porque, pese a la oración interna que propicia la devoción que los rondeños tienen a esta imagen del Señor, nadie quiere el barrio que guarda al Señor de Ronda esconder sus emociones. Lloros; sollozos; alguna lágrima escapada; vítores y más vítores. Un año más, nadie pudo contener la emoción al ver salir el paso por el enorme pórtico lateral de la Iglesia. Apenas se adivinó la primera levantá en el interior del templo que los aplausos llegaron a la misma Ronda. Y salió el Señor. Caminar sin prisa del Nazareno, acompañado por Arriate de nuevo tras sus pasos. El nuevo paso que se remató el año pasado, obra del sevillano Antonio Ibález, es espectacular; y este año se han completado las tallas de la imaginería del paso; en concreto, se han colocado los dos últimos arcángeles en la zona trasera del paso, junto a las maniguetas. Son obra de Encarnación Hurtado (de Utrera, Sevilla), quien realizara el resto de pequeñas imágenes del paso junto al también reconocido Manuel Ramos Corona. Son 30 en total esas pequeñas imágenes, la mayoría querubines, junto a los referidos arcángeles. Es una auténtica obra de arte.

Los pasos del Señor este año los guíaron Rodrigo García y José María Rojas. Tras la tensión inicial, el Señor camina solo por las calles de Ronda.

Y tras Él, bellísima la Madre de los Dolores. Bellísima Dolorosa de Castillo Lastrucci. Extraordinario trabajo costalero. Devota cuadrilla. Y la Virgen no descansa; ella sí tiene prisa por alcanzar a su Hijo. Y por eso, otra vez más este año, la subida por Santa Cecilia y hacia Santa Cecilia se convierte en un derroche de fuerza. ¡Vámonos! El capataz lleva a pulso a sus 35 costaleros. ¡Vámonos! Grita Javier Torelli. Sólo para la saeta. La cantaron tanto a la Virgen como también al Señor.

Y la multitud quiere acompañar a Padre Jesús. Decenas de promesas, en una imagen que no deja de sorprender cada año, se colocaron entre el Señor y la Virgen. Que sólo abandonan Padre Jesús durante unas horas para el jubiloso reencuentro con Ronda.

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