Algo muy típico a la hora de abonar pequeñas cuentas en locales de hostelería es «discutir» para hacerse cargo de las mismas. Sabiendo que, si se trata de familiares o amigos, quien no pague esa vez lo hará en otra ocasión, insistir en pagar se convierte en una cuestión de cortesía.
Si las cuentas son mayores se suele optar por dividir a partes iguales, algo que suele conllevar problemas porque hay quien come o bebe mucho más que el resto. Lo ideal, aunque algunos locales ya no permiten hacerlo, es que cada comensal asuma exactamente lo que haya consumido.
Lo que no se suele hacer nunca es pactar el modo de pago antes del momento de hacer los cálculos. Y ahí se inició el problema de una pareja rusa.
Al recibir una factura de 155 euros, el hombre pensó que se pagaría a medias, pero la mujer se negó alegando que él había consumido mucho más. Como habían quedado para una cita tras contactar por redes sociales y no sabían si volvería a repetirse tampoco él se aventuró a invitar esperando recibir lo mismo otro día.
Tras discutir, ella se marchó enfada y él tuvo que pagar la cuenta completa, pero no zanjó ahí la historia. Enfadado, se dirigió a la comisaría más cercana y la denunció, pero ella aún no ha dado señales de vida.
