San Fernando Cofrade

“Quiero que la gente asimile el pregón como si fuera suyo”

Juan José Castiñeiras Bustillo, cofrade de los Afligidos y del Carmen, anunciará el domingo la llegada de la Semana Santa en el Real Teatro de las Cortes.

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Cargando el reproductor....

Juan José Castiñeiras Bustillo será el encargado de anunciar el próximo domingo, la inminente llegada de la Semana Santa de San Fernando 2018. Cofrade de cuna de la hermandad de los Afligidos, a la que cuya familia se siente muy vinculada desde hace tres generaciones, hermano también de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen Coronada y cargador antes de la JCC y ahora de la cuadrilla de José González ‘El Mellao'.

Las puertas del Real Teatro de Las Cortes se abrirán el próximo Domingo de Pasión para escuchar la palabra de un cofrade y cargador.

Ya en 2014 tuvo la oportunidad de subir al atril del Real Teatro de Las Cortes para presentar a su compañero y amigo José Martín Pérez Jiménez, pregonero de la Semana Santa de San Fernando 2014, que este año intercambian los papeles.

Juan José Castiñeiras es además profesor del Colegio Liceo del Sagrado Corazón y ha notado cómo su nombramiento como pregonero ha ilusionado incluso a algunos de sus alumnos. En concreto, uno le hizo una portada para su pregón.

- ¿Cómo recibió esa llamada del presidente del Consejo comunicándole su designación como pregonero?

—La verdad que con mucho miedo, porque me quedé muy sorprendido, aunque la llamada de Manu por el presidente- no fue nada romántica, ni emotiva como suelen ser estas llamadas, sino que me cogió en ese momento recogiendo a mi mujer en el coche, y la verdad que me quedé un poco sorprendido. Al principio no estaba muy bien aterrizado y me di cuenta de lo que era ser pregonero pues cuatro o cinco días después de la llamada. Me fui dando cuenta de la importancia que tiene, porque siempre lo vas viendo todo desde la barrera, había presentado a Martín, había hecho algunas cosas, pero siempre lo ves todo desde la barrera. Cuando te encuentras metido en esta vorágine, te das cuenta que estás metido en un acto importante, visto desde dentro.

- Esa importancia quedará resaltada en esta Cuaresma por la cantidad de invitaciones que debe estar recibiendo estos días ¿no es así?

—La verdad que sí. Estoy intentando ir a casi todo o lo que puedo. La verdad es que San Fernando se debería plantear muchas veces. Comprendo que la Cuaresma son cuarenta días y es lo que hay, pero tenemos demasiados actos en muy poco tiempo, y muchos que se repiten en hora y tiempo. Además, te hace plantearte cuando vez que hay castos medio vacíos, otros medios llenos, y se fuéramos aglutinándolos y haciéndolo en diferentes días, quizás ganaríamos mucho más en Cuaresma.

-Efectivamente, la Cuaresma está tan apretada que todos quieren el fin de semana y hay semanas vacías de actos de lunes a jueves.

—Ahora por esa ausencia de actos he tenido una semana muy tranquila, que me ha dado tiempo de corregir exámenes y de preparar evaluaciones, que también hace falta dedicarle tiempo. De repasar el pregón, de volver a leerlo, de quitar, poner. Pero ya el fin de semana empieza una vorágine de actos increíbles.

- ¿Cuándo empieza realmente a escribir el Pregón de la Semana Santa 2018? ¿Qué se plantea a la hora de ponerse ante un papel en blanco?

—Hombre, lo primero es que tiene que tener claro la gente que profesional de esto no soy yo. Soy maestro y no tengo esa profesionalidad de pregonero. Hay escritores que la verdad es que se sienta uno y hasta que no empieza a escribir no se levanta. Yo me he tenido que levantar muchas noches, porque no me salía nada. Hasta que no tienes más o menos lo que es el esqueleto de pregón o de lo que quieres transmitir la idea principal del pregón, no vas con un rodante. Yo empecé a escribir en las primeras semanas de octubre, porque sí tenía claro lo que quería decir en mi presentación, que era lo único que tenía claro. A partir de ahí, si con una idea principal, que ya adelanto que es la del acompañamiento y con esa idea principal e ido engarzando a todas las hermandades. Un puzzle y luego he ido cosiendo.

- ¿Qué diferencia encuentra entre salir al escenario del Real Teatro de Las Cortes a presentar a un pregonero y ahora al serlo?

—Me tendré que ver el domingo, pero ya es bastante diferente con los prolegómenos que estoy viviendo. Supongo que será muy, muy diferente. Entiéndeme, cuando presenté a José Martín Pérez y estás presentando a un amigo, tienes tus diez minutos, tus doce minutos,  y ya descansas y disfrutas del pregón. En este caso me toca llevarle las sensaciones a la gente o de que cojan la idea, que es el miedo que uno tiene. De que vayas escribiendo y no vas sabiendo transmitir. Las palabras te pueden quedar bellas, más bonitas o menos bonitas, pero lo importante es la transmisión.

-¿Qué consejos le han dado pregoneros de años anteriores y sobre todo José Martín Pérez?

—Aquí cada uno lleva los pregones como lo entienden. Unos dicen tu escribe lo que quieras, otros corta, más de una hora no es productivo, otros dí lo que quieras, otros que no pongan nada que sea de audiovisuales porque los pregones tienen que ser a la antigua usanza. Muchas veces les decía de broma si me estaban aconsejando o metiendo miedo. Te van diciendo lo que hacían o en lo que se equivocaron. Mira ésto no lo hagas, cuando termines el pregón haz lo siguiente. Ellos te dan unas ideas, igual que me han aconsejado a mi que si no pudo ir a una función vaya al triduo.

-Sobre todo para cumplir con todas esas invitaciones ¿no?

—Si quiero cumplir con todas, a ver si hasta la Semana Santa puedo cumplir con todas.

-Después de tantos consejos, la gran pregunta es ¿cómo va a ser ese pregón del Domingo de Pasión?

—El pregón del Domingo de Pasión, mi pregón, quiero que en ese momento que se vaya a parir, deje de ser mío. Quiero que la gente lo asimile como suyo. Un pregón que lo tengo centrado en el acompañamiento, que me gusta esa palabra, más que la de enseñar, que es el acompañamiento que tienen que hacer los padres con los hijos, y que tiene que haber en la sociedad para que siga funcionando. Esto es una cadena, y si paramos la cadena en algún sitio esto se parte, se nos acaba.

- Cuando recibió las cubiertas del pregón rememoró sus vivencias de la Semana Santa de San Fernando ¿Ha cambiado mucho de entonces a ahora?

—La Semana Santa sí ha cambiado. Hay cosas que han cambiado para mejor y otras para peor. La propia sociedad es la que nos ha ido llevando a lo que tenemos ahora. Nosotros hemos vivido unas hermandades que no son lo que viven ahora los jóvenes. Los hemos vivido desde muy jóvenes, hemos echado horas en los almacenes desde que teníamos 10 años y deseando entrar en la junta. Eso sí ha cambiado. Ni mejor, ni peor. Es distinto. Nosotros lo que pasa es que lo miramos con añoranza. Lo que sí ha cambiado – pero ha cambiado todo- es que también veíamos las iglesias llenas, y hoy vemos las iglesias vacías o medio llenas. En eso hemos cambiado. A las hermandades le ocurre lo mismo. Ahora no estamos en una mala etapa, pero sí hemos tenido etapas peores de juventud. Vamos mejorando, vamos subiendo y hay que poner el granito de arena y darle un impulso para que siga hacia arriba. Esto no se puede parar.

-También es verdad que esta mejoría llega después de recuperar los encuentros de jóvenes cofrades y prestar más atención a la juventud.

—Eso no se debería haber perdido. Nosotros también hemos sido partícipes de eso, porque nos hemos hecho adultos y a lo mejor también hemos abandonado a la juventud. Tenemos que mirar hacia dentro y pensar en qué nos hemos equivocado también. Qué no estamos haciendo bien con los chavales. Uno de los primeros actos en los que estuve como pregonero fue el encuentro de jóvenes cofrades organizado por la hermandad del Nazareno y me encantó ver el canasta o cesta y puntos, porque en eso hemos participado todo el mundo. Mi hija se lo había pasado muy bien, conoció gente de grupos jóvenes de otras hermandades. Entonces huele a lo que nosotros hacíamos de jóvenes. A recuperar lo que se hacía bien, porque lo que se hacía mal, vamos a olvidarlo.

-Volviendo al Real Teatro de Las Cortes ¿qué duración va a tener el pregón?

—Tenía pensado que no durara más de una hora, pero no ha podido ser. Por las noches no sé si recortaré, pero según recorto de un lado, escribo de otra. Entonces es para nada.  He leído el pregón. Lo he leído tranquilo, pausado y viene a estar entre 1,19 y 1,22 horas. Creo que durará una hora y veinticinco minutos. Intentaré de aquí al pregón, si puedo todavía, pero cada vez que intento cortar, enchufo por otro lado. Mejor no corto nada.

-Y todavía le quedan por vivir experiencias esta semana que le marcarán.

—Me quedan algunos actos que los mismos pregoneros me ha comentado. Dicen que el traslado del Cristo de la Vera-Cruz es impresionante y además en la víspera del pregón. Tengo también el acto de por la mañana de Afligidos, que es muy entrañable. Borriquita también me ha invitado para la llave de la capilla. Son actos muy íntimos e intentaré si tengo que plasmarlos, pero no quiero pasarme, porque al final termina uno aburriéndose. El que está en el pregón, no porque no interese lo que está diciendo, sino por la incomodidad y es algo humano que pueda resultar cansino estar escuchando constantemente una voz.

-Tiene la experiencia de vestir la túnica y desde hace años la de cargar los pasos. ¿Qué es lo más difícil?

—Hace tantos años que no visto la túnica y si viera la alegría que da cuando veo a mis hijos vestir la túnica de la cofradía. Yo creo que la túnica es más difícil que cargar. Porque cargar es verdad que es un sacrificio, en plan romántico podemos decir que somos los pies del Cristo, que es cierto que estamos sufriendo, pero vestir la túnica es algo más íntimo. Es la soledad del penitente. Yo dejé de vestir la túnica con 18 años, y desde esa edad llevo metido debajo de los Afligidos. Este año hago 25 años bajo el paso de los Afligidos, pero todavía rememoro el vestir la túnica. Cuando me retire de cargar, volveré a coger mi túnica y a vivir esa experiencia.

-Precisamente se cumplen este año 25 años del estreno del paso y 75 de la bendición de la imagen de Jesús de los Afligidos.

—En efecto. De aquella madera que asfixiaba al principio, de salir de rodillas del templo. Yo tengo de la carga de Afligidos muchos y grandes recuerdos. Muchísimas trepás malas, pero casi todas buenas, y con la gente con la que voy o con la que he ído, siempre magnífico.

 -El capataz de antes, Dominico Guillén, llegó a decir que el paso de Afligidos, tiene los pasos contandos. Que a más fondo, más cuesta volver al templo.

—Ese paso ha cambiado mucho andando. Al principio salíamos a las ocho de la tarde. Ibamos la última, con el paso muy parado,  muy corto, y ese paso siempre estuvo dándonos candela y problemas, tanto en la JCC como con El Mellao. Fue el momento de andar y cambiar el paso. En abrir el compás, cuando hemos podido dominarlo un poco más, aunque algunos años dice que no. Todos los años no son iguales.

-El pregonero normalmente escoge una marcha y pide una decoración para su pregón. ¿Qué ha solicitado?

—En el escenario he pedido un detalle de mi hermandad de los Afligidos y otro de mi hermandad del Carmen. No he pedido mucho, porque no voy a cargar el escenario. Y la marcha procesional, Santa Vera Cruz, de José Manuel Belizón Pérez, que es una de las marchas que más me gusta, porque hay otro nivel, que es Amarguras, de Font de Anta, que ya se toca en el pregón, pero Santa Vera Cruz es una de las mejores marchas para escucharla, tanto fuera, como dentro de un paso también. Es una oración hecha música y escucharla debajo de la Vera-Cruz era impresionante. La marcha siempre me gustó, pero escucharla debajo del paso de la Vera-Cruz me impactó. Entre el sonido del leño, del madero, el andar y la marcha, aquello me hizo ver que esta es mi marcha procesional.

-¿Qué agenda va a vivir el próximo domingo, tras el pregón?

—Antes del pregón, y después de recibir la medalla de Afligidos, quisiera ir un momento a la capilla de la Virgen de la Estrella. Me gustaría acercarme a la iglesia del Carmen y ver al Cristo Yacente de Santo Entierro y a mi Virgen del Carmen.  Después del almuerzo, volveré a Afligidos, quiero acercarme a la capilla de la Vera-Cruz. Tengo un montón de actos y estoy invitado tanto a la función de Santo Entierro como al traslado de Jesús de los Afligidos a su paso, a la misma hora. Intentaré ir a los Afligidos y cumplir con el Santo Entierro.

-¿Qué mensaje quiere dar con el pregón del domingo?

—El pregón tiene su pincelada. No lo puedo catalogar de una forma concreta, pero tiene su parte reivindicativa, tanto a los estamentos como quizás a las cofradías. Tiene su parte de acompañamiento y sobre todo es muy catequético. Me gusta ver los misterios y qué me transmiten los misterios y decir lo que siento. Hay partes del pregón que me va a llevar más al tema de mi infancia, y lo que me traía y lo que me llevaba. Pero hay cosas que los Lunes Santo de Afligidos, eran los Lunes Santo de mi abuela. Era el Lunes Santo de toda la familia.

 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN