Presentado por Santiago Muñoz con puntualidad británica e incluso algún minutillo antes de las diez de la noche, hora anunciada y con media una entrada de media plaza, aunque fuera gratis. En el centro de la ciudad estaba procesionando Jesús el Nazareno y eso tira mucho en La Isla. Pero se fue animando y ocupándose parcialmente la grada del auditorio del Parque Almirante Laulé.
El cartel de esta Noche del Baile en La Isla Ciudad Flamenca lo habría una bailaora que ya va siendo más que una promesa, a pesar de los nervios de un estreno en solitario en un espectáculo de los grandes.
Ángeles Rivera y Raúl Beneyto en el cante, la guitarra de José Manuel Clavaín y la percusión de Dani Patrón pusieron la música y el ritmo a un baile por seguiriyas, que así comenzó Paula Sierra, para seguir por tarantos y terminar por bulerías, sola y con su cuadro de baile.
Raúl Ortega, el bailaor madrileño afincado en Jerez -y se le nota- comenzó a poner sobre el escenario la maestría de los veteranos con un baile de desplantes, de hombre, que diría Concha y con los pies baqueteados de mil y un ensayos, como es lo suyo.
Bailó por tarantos, por soleá y por bulerías con la guitarra de Jesús Álvarez ‘Jesule’; el cante de Luis Vargas 'El Mono de Jerez’ y Agustín Manseño y la percusión de Fernando Ávila. Como invitada y entre un baile y otro cantó y bailó Sara Salado.
Ofelia Márquez es de Rota y profesora de baile y se le nota. Sabe bailar con los pies y con los brazos y es un dechado de elegancia sobre el escenario. Comenzó bailando soleá por bulerías y seguiriyas rematadas por bulerías. Generosa en los dos bailes acompañada el cante por Juan de Mainé y Luis Vargas el ‘Mono de Jerez’ y a la guitarra por Miguel Ramos.
David Nieto cerraba la noche y era la una de la madrugada con un público que apenas se movió. Le cantó Jesús Castilla con la excelsa guitarra de Jaime de La Isla y las palmas de Álvaro Lamela y David Gavira.
David Nieto está en otra dimensión en el baile. Sabe armonizar a la perfección su formación de danza y sus muchos conocimientos de baile flamenco. Por eso se atreve a hacer cosas que no hace nadie. Por eso y porque sabe que posee unas cualidades físicas impresionantes; que sus pies son ritmo puro y vuelen sobre el escenario y que su sentido del ritmo se mezcla a la perfección con el elenco que tenía detrás. Toda una tranquilidad.
También hizo el taranto y siguió por alegrías para terminar por bulerías a modo de fin de fiesta con su cuadro de baile.
Y así se llegó a las dos de la madrugada, casi. Y lo bueno es que la recogida del Nazareno se retrasó una hora, de forma que los que no quisieron perderse ninguno de los acontecimientos -uno es casi cada año pero el otro es cada 50, 100 o 250- llegaron sobradamente a los dos.