San Fernando

Eclipses, el anuncio de cada fin del mundo de los que nunca aciertan

Teodoro López Moratalla explicó de forma didáctica y amena qué son, cuándo se producen y por qué en la primera conferencia del año de la Academia San Romualdo.

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Los eclipses de sol y de luna son de los fenómenos que más literatura han creado, a pesar de tratarse de fenómenos normales en el cielo. Han infundido miedo, han sido aprovechados por los que los conocían para medrar entre los ignorantes e incluso en el siglo XXI, el siglo de la globalización y el conocimiento universal, siguen provocando temores y escribiendo los más escabrosos titulares de prensa que pueden publicarse.

Teodoro López Moratalla, doctor en Ciencias Físicas y ex director del Real Observatorio de Marina de San Fernando, ofreció en la primera conferencia del año en la Real Academia de San Romualdo de Ciencias y Letras toda una lección sobre estos fenómenos, con el mérito de hacerla accesible a todo el mundo y de ilustrarla con animaciones precisas y en muchos casos, espectaculares en su contexto.

Explicó qué son, por qué se producen, cómo, cuándo y dónde y desmontó algunas de las construcciones periodísticas comúnmente aceptadas, caso de las superlunas en cuando se encuentra en el perigeo o aclaró el porqué de la luna de sangre, que no es otra cosa que efecto de dispersión de Rayleigh -el que hace que veamos el cielo de color azul- y la refracción de la luz solar en la atmósfera terrestre.

Y por aclarar, aclaró también lo que parece la cuadratura del círculo a la hora de encontrar un titular atractivo, como el de llamar al eclipse de luna de este lunes 21 de enero “eclipse de superluna de sangre de lobo”, una mala traducción del inglés que sin embargo resulta de un atractivo literario innegable.

El eclipse de este lunes de enero era llamado “del lobo” por los nativos americanos porque era el invierno y la nieve la que obligaba a cánidos a bajar a las praderas y matar a los animales domésticos. Si el lobo se une con luna de sangre y luna de perigeo, la hermosa frase no tiene desperdicio. Ni veracidad.

Pero esas fueron las anécdotas, incluida la trama urdida por Cristóbal Colón para convencer a los nativos americanos de sus poderes. El genovés -que conocía la inminencia de un eclipse de luna- los amenazó con quitarles la luz del planeta si no les daban alimentos y los indígenas no hicieron caso.

Cuando al poco se produjo el eclipse fueron a pedir a Colón que les devolviera la Luna y Colón, después de retirarse a meditar y hacer un teatrillo, esperó a que acabara el eclipse y a que ya no se acabaran las provisiones para él y sus hombres a costa del miedo de los indios.  

¿Por qué centrar esta crónica en lo anecdótico en vez de en la esencia de la conferencia? Pues para que los lectores se hagan una idea de las dotes didácticas del conferenciante que fue mezclando su conocimiento de la materia con la percepción que el pueblo de dios -que dicho sea de paso, es inmenso- tiene de estos fenómenos celestes. O rojos de sangre de lobo.

Ya en el tema, López Moratalla habló de los eclipses de este año, el primero de sol el 6 de este mes de enero que no fue visible en España -y tampoco lo serán los dos siguientes, el total del 2 de julio y el anular del 26 de diciembre- y el que viene, de luna, este lunes.

Al contrario que los de sol, los de Luna se podrán observar siempre y cuando se madrugue y se volverá a repetir en la noche entre el 16 y 17 de julio, aunque en este caso será un eclipse parcial.

Las esperanzas de ver un eclipse total de sol en España se trasladan a 2026 cuando se podrá observar sobre la cornisa cantábrica y a buen seguro aglutinará a cientos de científicos, aficionados a la Astronomía y a curiosos.

Y un mensaje final entre muchos datos técnicos al alcance de todos, tras lamentarse de que el hombre del siglo XXI "no mira al cielo". A modo del mejor consejo invitó a levantar la vista en las noches claras y disfrutar de maravilloso paisaje del cosmos.

 

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