Aborgase (Abonos Orgánicos de Sevilla) se presenta a sí misma en sus
Memorias de Sostenibilidad como una empresa modélica en el respeto al medio ambiente, comprometida con la economía circular y transparente. A título de ejemplo, en la del año
2019 afirma que la información aportada refleja tanto los
aspectos positivos como negativos de su desempeño. Sin embargo, en dicho documento
ocultó los problemas que había tenido con la Junta de Andalucía por los
lixiviados generados en el vertedero de Montemarta-Cónica en Alcalá de Guadaíra.
Aborgase incluyó en su
balance de 2019 entre los
hitos históricos de la compañía en materia de gestión de residuos la
ampliación en 2018 de
infraestructuras de almacenamiento y evaporación de lixiviado; y en el ejercicio siguiente, la ampliación de infraestructuras de vertido. Detrás de esas ampliaciones también se encuentra un
informe de inspección ambiental realizado por la Junta el 30 de noviembre de 2017 y según el cual los
residuos líquidos (lixiviados, aguas de limpieza y aguas de desinfección) procedentes
de la planta de tratamiento de residuos biosanitarios se estaban vertiendo a la balsa de lixiviados.
A juicio de la Junta, Aborgase estaba
incumpliendo el condicionado de la
Autorización Ambiental Integrada (AAI) otorgada diez años antes. Por ello, le exigió que aportara una caracterización de dicho residuo líquido, al objeto de acreditar su condición de residuo no peligroso.
La compañía ya había presentado en
2008 un
informe emitido por la firma DBO5, que la
Consejería de Medio Ambiente
no consideró válido al no estar validado por la Entidad Nacional de Acreditación; la caracterización no era completa, ya que le faltaban muchos parámetros para poder concluir que el lixiviado no era peligroso; y en ninguna parte se indicaba que procedía del vertedero de Montemarta-Cónica.
Dos meses después de aquella inspección,
Aborgase solicitó a la Junta que la
eximiera de la obligación de que las zonas de tratamiento previo de residuos estuvieran
cubiertas o techadas y que, por tanto, la totalidad de los lixiviados (definidos en el Diccionario de la Academia como líquidos residuales, generalmente tóxicos, que se filtran de un vertedero por percolación) y escorrentías de esas zonas desembocaran en las balsas.
Las deficiencias
Tras un
cruce de respuestas y de requerimientos, el Gobierno andaluz expresó a la compañía varios aspectos. En primer lugar, el volumen a evaporar procedente de las escorrentías superficiales de las lluvias que reciben el parque de maduración de compost y el parque de procesado de férricos es de 24.162 m3. Teniendo en cuenta el factor de
superficie necesaria de evaporación para el término municipal de Alcalá de Guadaíra, hacen falta un total de 33.413 m2 para la evaporación de dicho volumen.
Por el contrario, la superficie de evaporación de las balsas hasta su máxima capacidad (50%) asciende a 25.000 m2. Dicha superficie debe ser suficiente para evaporar no sólo las lluvias que reciben el parque de maduración de compost y el parque de procesado de férricos, sino también los lixiviados recogidos en los vasos de vertedero y las lluvias contaminadas existentes en otros puntos de las instalaciones. Por tanto, existe un evidente
déficit de superficie de evaporación de al menos 13.413 m2.
En la documentación presentada se justifica la existencia de
suficiente superficie de evaporación considerando el parque de maduración de compost como superficie válida para la evaporación, las plantas de evaporación forzada y que el material bioestabilizado se evacúa con un 30%-40% de humedad.
Al respecto, la Junta entiende que no se entiende por qué se considera el parque de maduración de compost como superficie válida para la evaporación puesto que de acuerdo con lo expuesto en la AAI
el agua de lluvia se canaliza directamente a las balsas.
Dado que el material a su llegada también cuenta con un porcentaje de humedad (seguro mayor que el 30%-40%) éste no tiene incidencia en la
evaporación de escorrentías, añade.
En definitiva, deberá
justificar convenientemente la
capacidad de evaporación de los lixiviados generados tanto en las balsas de la instalación como en el parque de maduración de compost y en el parque de procesado de férricos en función de los datos de evaporación en la zona climática correspondiente a la ubicación del
vertedero.
Y para ello considera que hay que tener en cuenta que en el cálculo de la superficie de evaporación se debe considerar el
valor real del volumen de lixiviados generados anualmente en las instalaciones, no sólo por el volumen procedente de las lluvias que reciben el parque de maduración de compost y el parque de procesado de férricos, sino también el volumen de los lixiviados recogidos en los vasos de vertedero, el de las lluvias contaminadas existentes en otros puntos de las instalaciones, etc. Además, se deberá cuantificar y justificar técnicamente la capacidad de evaporación de las plantas de evaporación forzada.
Vertido en 2018
Además, el 22 de
junio de 2018 la Junta recibió un oficio de la
Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) por el que adjuntaba un
Informe de Incidencia Ambiental acaecido en el
vertedero de Aborgase en Montemarta-Cónica en los primeros días del mes de marzo.
Se había detectado “el
rebose de una zanja destinada a la conducción de lixiviados al parque de maduración, que acaba dirigiéndose hacia la
red de pluviales, mezclándose con las aguas pluviales que fluían en ese momento antes de su salida. Este rebose se produce por
fallo del sistema de bombeo, que reconduce lixiviados de una parte del parque de maduración de compost”.
La Consejería de Medio Ambiente destacó que, como Aborgase había solicitado la eliminación de la obligación de que el parque de maduración de compost y el de procesado de férricos contaran con un techado, una de las inmediatas consecuencias de la aprobación de tal solicitud sería que las
zanjas de conducción de lixiviados quedarían a la intemperie.
A la vista de la situación, el Gobierno andaluz exigió a la empresa que justificara
por qué existía una zanja que conducía los lixiviados
al parque de maduración cuando hacia donde debían conducirse era a la
balsa de evaporación.
Además le pedía que explicara el significado de la frase: “
Este rebose se produce por fallo del sistema de bombeo, que reconduce lixiviados de una parte del parque de maduración de compost”. La Junta conminó a Aborgase a que aclarara hacia
dónde se reconducían los lixiviados de una parte del parque de maduración de compost y
por qué se realizaba esta reconducción.
También solicitó que justificara técnicamente que las
zanjas que canalizaban los lixiviados y escorrentías del parque de maduración de compost y el parque de procesado de férricos
contaban con suficiente capacidad de acogida para la máxima lluvia diaria para un periodo de retorno de 500 años sin que se produjeran reboses.
Además, le solicitaba que dichas zanjas se encontraban convenientemente
impermeabilizadas, al objeto de que no permitieran filtraciones de lixiviados.
Tras esta serie de requerimientos, Aborgase pidió el
16 de abril de 2019 permiso para
construir una nueva balsa de evaporación de lixiviados, denominada Zona L, detalles que
no se incluyeron en las Memorias de Aborgase para justificar lo que califica como hitos en su historia.
Carmona se “independiza” de Los Alcores
El Ayuntamiento de
Carmona ha asumido la
recogida de papel, vidrio y envases, servicio que le venía prestando la
Mancomunidad de Los Alcores, y ha subrogado a tres trabajadores, que han pasado ya a la plantilla de Limancar, la empresa municipal de limpieza, con un presupuesto de más de siete millones anuales, una plantilla que supera el centenar de efectivos y que se encarga de la recogida de la basura y la limpieza del viario y edificios municipales, además de obras de mejora y mantenimiento en infraestructuras municipales.
La
Mancomunidad de Los Alcores, además de que según el
informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas
debía reformar sus estatutos para prestar ese servicio a terceros, ya había comunicado al Consistorio en
mayo de 2022, que sus
servicios iban a ser “muy precarios” y les instaba a asumirlos.
Alcalá de Guadaíra también ha creado AIRA, su propia empresa municipal.