Prensa y Justicia, Justicia y Prensa, los dos pilares del Estado de Derecho sin los que no existe democracia y a los que Nicolás Salas dedicó buena parte de su discurso tras recibir el galardón de Sevillano del Año, que otorga el Rotary Club.
“No sólo por su trayectoria profesional, sino por su constante y desinterada labor a favor de nuestra ciudad”... Esas eran las razones por las que el Rotary Club decidía otorgar este año el reconocimiento como Sevillano del Año al periodista sevillano Nicolás Salas. Parte de estas razones quedaban más que explicadas con la cena en sí que acompañaba al acto, cuyos beneficios se destinaban íntegramente a la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía (Andex).
Rodeado de muchos amigos, de mucha familia y de muchas personalidades de la vida política, social y periodística de la ciudad, Nicolás Salas aprovechaba su discurso ante los presentes para hacer un aviso a navegantes: dos de los pilares básicos de la democracia tiemblan, están en peligro y hace falta salvaguardarlos... hasta rescatarlos, como al periodismo, al que lleva entregado desde hace 62 años.
Paro y empleo basura
“Desde múltiples atalayas”, especialmente desde la dirección de ABC Sevilla, Nicolás Salas ha visto pasar la historia pero también su profesión, un periodismo del que aún se siente orgulloso pero que ahora se desperdiga “entre las oficinas del paro y el empleo basura”.
“Hoy hay toda la libertad del mundo, pero no hay donde ejercerla, porque la inmensa mayoría de las empresas periodísticas obedecen a intereses políticos y/o económicos”, decía Salas, lamentando que España no tenga “prensa en el sentido más literal de la palabra”.
El problema no es sólo económico, según el veterano periodista, que compartía su reconocimiento con los profesionales de la información que ven cómo desaparecen las redacciones de los principales referentes de la Transición y ante la “penosa degradación” de la profesión, de los diarios, de sus empresas... “se llama periodista a cualquier osado que pase por las exigencias de las empresas basura, que las hay”, porque para el periodista donde no se ha avanzado es en el marco que garantice que los profesionales ejerzan de forma efectiva la libertad de expresión y de información.
Rescate y adaptación
Nicolás Salas pedía un “plan de rescate como merece uno de los soportes básicos de la democracia”, que los salve “de la ruina que sufren y que les ha maniatado”, una ayuda, un clamor de esperanza que, sin embargo, tiene que acompañarse de una adaptación a las exigencias del lector por parte de los medios.
“Los diarios han dejado de ser un elemento de servicio público”, aseguraba Nicolás Salas, convencido de que hace tiempo, desde el 11-S, la prensa es incapaz ya de responder a las causas y efectos que rodean al ciudadano.
Justicia injusta
Y Nicolás Salas hilaba el pilar de la prensa con el pilar de la Justicia. “Si es verdad que no hay democracia sin medios de comunicación libres, tampoco hay democracia sin Justicia libre”, afirmaba recordando que se mantiene desde la Transición una Justicia “sin medios adecuados para que pueda ser eficaz, rápida y libre de las numerosas trabas que hoy tiene”. Hace falta una Justicia bien pagada, con medios técnicos y humanos suficientes, una libre, independiente del resto de las Administraciones... relataba.
“Una justicia tardía es una gran injusticia... Y esto es lo que tenemos en España”. Si hablando de la prensa pronosticaba su “muerte segura” si no hay una revolución en contenidos, presentación y distribución, permitir que contínue la situación de la justicia actual sería “un suicidio social y moral”.
“Contra viento y marea” apostaba por renovar el estatus profesional: “deseamos que prensa y justicia estén en condiciones de salvaguardar el Estado de Derecho que se merece la sociedad española del Tercer Milenio”.