Sevilla

El “otro” Álvarez Quintero

El editor Manuel Aguilar publicó en 1934 un libro titulado Huerto ignorado, rasgos de un espíritu firmado por Pedro Álvarez Quintero, que produjo fuertes sensaciones en la República de las Letras

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  • Fotografía de Eulogio Serrano -

Pedro Álvarez Quintero, hermano mayor de Serafín y Joaquín, buscó voluntariamente el anonimato y fue álter ego de los costumbristas. Hasta 1934, la existencia de Pedro Álvarez Quintero había sido casi anónima, tema controvertido entre los iniciados, causa incluso de calumnias que produjeron amarguras a los tres hermanos y desde luego promotora de envidias surgidas en la misma proporción que Serafín y Joaquín cosechaban éxitos con sus numerosas obras teatrales. Fueron las envidias exponentes de las tristezas que producía en algunas personas vinculadas al mundo de la cultura y los espectáculos, la evidente cosecha de bienes ajenos a favor de los hermanos Álvarez Quintero. Desgraciadamente, este libro esclarecedor no tuvo reediciones y es prácticamente ignorado por desconocido.

El editor Manuel Aguilar publicó en 1934 un libro titulado Huerto ignorado, rasgos de un espíritu firmado por Pedro Álvarez Quintero, que produjo fuertes sensaciones en la República de las Letras. El libro llevaba como subtítulo: Tentativas y ensayos literarios precedidos de una semblanza escrita por sus hermanos Serafín y Joaquín, que rompía el silencio impuesto por el hermano mayor durante toda su vida, y recuperaba una selección de su obra inédita o publicada siempre con seudónimos, de los que utilizó varios para despistar a sus seguidores, como Álvaro Pérez, Mateo Pico, Morsamor, Pedro Angel y otros.

Después de la semblanza, que es un homenaje entrañable de cariño y gratitud hacia quien voluntariamente se ocultó del mundo literario para depositar todos sus anhelos en el triunfo de los dos hermanos menores, de los que fue su álter ego desde los comienzos, siguen siete cuentos anónimos, piezas literarias breves, primorosamente escritas, espejos de la vida cotidiana en el fiel de los siglos XIX y XX, donde las observaciones costumbristas y sociológicas sirven de urdimbres para los testimonios humanos. De la enorme cosecha periodística, Serafín y Joaquín seleccionaron una veintena de artículos publicados siempre con seudónimo en los periódicos sevillanos de finales del siglo XIX y primeros lustros del XX. Artículos de costumbres al filo de la rabiosa actualidad, sobre asuntos teatrales, turísticos, políticos, taurinos, locales en todas sus vertientes. Y como complementos, traducciones, cuartillas sueltas, pensamientos, crítica literaria y versos.

De manera que Huerto ignorado, rasgos de un espíritu, no sólo constituye un homenaje fraternal, sino la recuperación justa de una obra literaria y periodística testimonial de una época básica de la historia de Sevilla, de la ciudad herida por la crisis moral del Noventa y ocho, y del resurgir promovido por el regeneracionismo krausista de Manuel Sales y Ferré al frente del Ateneo sevillano.

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