El AVE Madrid-Sevilla cumple mañana 25 años desde su viaje inaugural y hoy la red española de alta velocidad es la segunda del mundo (después de China) y la primera de Europa, con una extensión de 3.000 kilómetros.
La línea se inauguró oficialmente el 14 de abril de 1992 con la presencia, entre otros, de los entonces vicepresidente del Gobierno Narcís Serra y el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves.
Ese día, a las 07.00 horas, partieron dos trenes AVE simultáneamente desde la madrileña estación Atocha y la sevillana Santa Justa y, en un periodo de dos horas y 55 minutos, con una velocidad de 250 kilómetros por hora, cubrieron un trayecto de 471 kilómetros, lo que redujo dos horas el tiempo de viaje.
Fue la primera vez que España, coincidiendo con la inauguración de la Exposición Universal de Sevilla, adoptaba el ancho de vía ferroviario del AVE, sistema empleado en Japón, Francia y Alemania.
Días después, el 21 de abril de 1992, la línea Madrid-Sevilla comenzó su funcionamiento para pasajeros, entre los que se encontraban los ahora reyes eméritos, Don Juan Carlos y Doña Sofía.
Los antecedentes en la construcción, con tecnología de alta velocidad y ancho de vía nuevo en España, se remontan a diciembre de 1988 durante el Gobierno del socialista Felipe González.
El 23 de diciembre de ese año el Consejo de Ministros adjudicó el llamado contrato del siglo, valorado en 85.383 millones de pesetas (513 millones de euros) y convocado por Renfe para modernizar su material rodante, mediante la adquisición de 24 trenes de alta velocidad y 75 locomotoras de gran potencia.
El Ejecutivo finalmente repartió el contrato entre la compañía francesa Alstom y la alemana Siemens AG, que incluía acuerdos para la fabricación en España de al menos el 85 % del material, así como para la reordenación de la industria ferroviaria nacional.
Una cuarta parte del presupuesto fue sufragado por los Fondos de Cohesión y Desarrollo Regional de la Unión Europea.
Las obras, iniciadas el 2 de octubre de 1989, tardaron cuatro años y medio en ejecutarse y en 1990 Renfe decidió llamar AVE al tren de alta velocidad, cuyo nombre constituía una simbiosis de las primeras letras de las palabras alta velocidad española y de la imagen de rapidez relacionada con los pájaros.
El 10 de octubre de 1991 Alstom entregaba a Renfe el primer tren de alta velocidad hecho en su factoría de Belfort y seis años después, en 1997, las líneas AVE empezaron a tener beneficios netos; era un año antes de lo previsto por la compañía.
La línea de AVE ha experimentado situaciones complicadas materializadas en algunas suspensiones temporales del servicio, y en dos ocasiones a consecuencia de atentados terroristas.
En 2001 ETA hizo estallar dos bombas causando destrozos en las proximidades de la estación de Ciudad Real y, en abril de 2004 entre las localidades toledanas de Mocejón y Villaseca de la Sagra.
Con anterioridad, durante las obras, el GRAPO colocó dos artefactos que provocaron daños materiales.
AVE fue el primer sistema ferroviario del mundo que se comprometió con los pasajeros a mantener su puntualidad con la promesa de devolver el importe del billete si el retraso era superior a cinco minutos.
En la actualidad son 32 los trenes AVE que cada día comunican Sevilla y Madrid y -según Renfe-, la cifra anual de viajeros supera los tres millones de viajeros.
Desde su puesta en servicio estos trenes han sido utilizados por 69 millones de viajeros, incluida Córdoba como parada intermedia en el recorrido de AVE Madrid-Sevilla, a la que posteriormente, en 1992, se incorporó Málaga.
Tras el éxito de la línea Madrid-Sevilla, la red de alta velocidad se ha extendido a otras ciudades como Toledo, adonde llegó en 2005.
En 2003 el tren AVE había llegado también a Zaragoza y Lleida, en 2006 a Tarragona, en 2008 a Barcelona y en 2013 a Girona.
En 2007 se inauguró el servicio de AVE Madrid-Segovia- Valladolid y en 2015 en Palencia y León.
Desde el comienzo de la alta velocidad en España, unos 128 millones de viajeros han utilizado los distintos servicios con origen o destino Andalucía.