Si eres un buen friki, que lo serás porque por eso estás en esta página, habrás visto la saga de pelis de Sharknado. Sí, esas en las que vuelan tiburones y caen sobre la gente.
Pues resulta que el argumento no es tan disparatado como parece o eso al menos será lo que piense a partir de ahora la estadounidense Lisa Lobree, que caminaba tranquilamente por un parque de Filadelfia cuando un pez gato de cuarenta centímetros y más de dos kilos le cayó en pleno rostro.
Vale, no era un tiburón y no estaba volando a causa de un tornado, pero no nos dirás que no es rara la historia. La joven se dirigía al gimnasio cuando oyó una especie de crujido de ramas en un árbol cercano y de pronto… ¡pum! se llevó un ‘pezgatazo’ en la cara.
Aturdida por el impacto, Lisa se giró y no salía de su asombro al comprobar que el objeto que la había golpeado era un pez, un enorme pez que estaba a kilómetros del mar.
«Me golpeó en la cabeza, la cara y el cuello», explicaba Lisa dolorida y con asco porque el pez agresor «olía de forma asquerosa».
La hipótesis más lógica que se plantea es que el pez hubiera sido presa de algún ave aún mayor, a la que se le escapó el almuerzo del pico mientras volaba. Lo único cierto es que Lisa se marchó del lugar dolorida, pero en cuanto se limpió los restos y se desinfectó la zona lastimada regresó con su familia para ver de cerca al pez, que llegados a este punto ya no sabemos si fue culpable o víctima del suceso. Tampoco creemos que Lisa denunciase a un pajarraco anónimo, pero el susto se lo llevó de recuerdo.
«No fue una experiencia divertida, pero hubo muchas cosas peores que podrían haber pasado», explica la chica golpeada, para quien «es probablemente una de las cosas más extrañas que me han pasado en la vida «.
