Cuando Ervin Maccarty decidió darse un baño en aguas de Florida no imaginó que saldría a flote con un tiburón pegado a su cuerpo.
Advertimos de la dureza de unas imágenes, no aptas para sensibles, en las que se aprecia cómo los compañeros de Maccarty se ven obligados a matar al pequeño escualo para poder despegarlo del estómago del hombre.
Durante un día de descanso a bordo de un barco, el bañista se lanzó al agua para buscar un pez al que uno de sus amigos había disparado con un arpón, pero lo que encontró fue una sorpresa desagradable y a punto estuvo de no contarlo.
«Me mordió y notaba cómo intentaba desgarrarme», explicó luego Maccarty al recordar cómo sufrió para regresar a la embarcación y pedir ayuda urgente ante la sorpresa de los demás. «Me acerqué a las piedras en busca del pez, pero rápidamente salió el tiburón de un agujero y me atacó», explica.
«No me soltaba, así que tuve que mantenerlo apretado con ambas manos para que no me abriera en canal y tuve que nadar hacia arriba para respirar con el tiburón tirando de mí hacia abajo», cuenta ya recuperado de su heridas.
Sus amigos, por su parte, restaban importancia al mordisco para calmar a Maccarty y no asustarle más. Mientras bromeaban, acuchillaron al escualo hasta que soltó a su presa, ya que no fueron capaces de conseguirlo de otra manera.
