A la trayectoria de Torremolinos con los animales, con su conocida ‘perrera de los horrores’ hay que sumarle el mutismo que mantiene el Ayuntamiento de esta localidad con respecto a las denuncias en materia de Medioambiente.
Es lo que lleva sufriendo Sergio Morales, vecino de Torremolinos y creador del movimiento Torrenatura, durante siete años. Ahora, ante esta pasividad municipal, ha decidido elevar sus denuncias ante la figura del Defensor del Pueblo Andaluz. Morales ha podido tratar telefónicamente sobre esta problemática que existe en distintos puntos del municipio, acentuado en el Arroyo de la Cueva de la Higuera. Como curiosidad, es una zona de paso para llegar a la Cañada del Lobo, ruta senderista que el Consistorio promociona como uno de los atractivos de un turismo diferente al de sol y playa. “Allí hay de todo, desde amianto a cables, neumáticos, escombros y residuos de todo tipo porque es donde estaba el vertedero ilegal”, detalla.
Según ha informado a Viva Málaga, esta institución ya cuenta con la documentación, así como material fotográfico y audiovisual de Torrenatura para poder estudiarla y hacer llegar una respuesta al equipo de gobierno torremolinense, quien, en ocasiones le ha informado de que no actúan porque los terrenos son de titularidad privada. “Se me ha informado de que hay que actuar en consecuencia”, dice Morales.
Basura e, incluso, huesos
A lo largo de estos siete años de denuncias ha remitido numerosos escritos al Registro General del Ayuntamiento de Torremolinos. “Al principio sí obtenía respuesta, pero hace tiempo que ya ni se molestan”, afirma.
Entre las acciones que ha llevado a cabo él mismo destaca la de hace unos años en una calera donde, incluso, llegó a encontrar restos de animales. “Exigía que se limpiara porque estaba llena de latas y cristales. Una vez que ya lo limpié, el Ayuntamiento precintó el pozo y me dijeron que lo iban a limpiar, pero lo hicieron muy superficial, y rompieron una parte de la calera para echar tierra por encima y taparlo. Sin embargo, volví con una pala para cavar lo que quedaba y me encontré más de 60 bolsas de restos de perros, por lo que llamé al Seprona, pasamos el lector de microchip, pero eran restos antiguos y no conseguimos la lectura de ninguno”, finaliza.
