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Una treintañera inglesa, enamorada y prometida a un candelabro de 90 años

Hay gente para todo y el amor no tiene fronteras, pero enamorarse de un objeto inanimado no es algo muy normal. Porque no, por muy bonito que sea un candelabro de 90 años nadie nos va a convencer de que la historia de esta chica tiene sentido. A sus 33 años, Amanda Liberty asegura amar […]

Hay gente para todo y el amor no tiene fronteras, pero enamorarse de un objeto inanimado no es algo muy normal. Porque no, por muy bonito que sea un candelabro de 90 años nadie nos va a convencer de que la historia de esta chica tiene sentido.

A sus 33 años, Amanda Liberty asegura amar a un candelabro de 90 años que compró por internet. Lo ha bautizado como Lumiere, algo que nos recuerda al candelabro tan simpático de La Bella y la Bestia, solo que esta historia es de verdad aunque no lo parezca.

«En cuanto encontré a Lumiere en eBay supe que mi destino estaría unido a él, fue amor a primera vista», explica ella tan contenta, que hizo todo lo posible por adquirir la pieza y hacerla llegar desde Alemania.

Explica en el New York Post que el artilugio llegó «desmontado por seguridad», pero en cuanto estuve montado se fue fortaleciendo la sensación de amor.

«Le propuse matrimonio a Lumiere en San Valentín y espero que en algún momento tengamos una ceremonia de compromiso», asegura la buena mujer, que pese a este amor que dice sentir no duerme con el candelabro. Es más, a la cama se lleva otro lámpara a la que llama Jewel porque «es muy agradable de abrazar y portátil». Pero esto no es ningún problema porque «mis candelabros no son celosos, entienden que los amo a todos por sus diferentes personalidades», explica.

Desde niña, Amanda se ha sentido atraída por distintos objetos y antigüedades. De hecho, su apellido real no es Liberty, ya que se lo cambió para homenajear a otro de sus grandes amores… la Estatua de la Libertad.

Viajó seis veces para contemplarla de cerca, pero la distancia terminó apagando el amor y ahora su corazón pertenece a Lumiere.

«No hago daño a nadie, solo sigo a mi corazón», dice Amanda al lamentar que «la mayoría de personas no me entiende». Pero hay otra mujer con la que seguramente haría buenas migas y ya te contamos su historia: Un mujer se declara enamorada de una estación de tren y se casa con ella

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