Articulo Incoherencias o Coherencias contradictorias
Cada cual ve la feria como le va en ella. En el caso de la escolarización, educativa “o no” -primer punto de confrontación-, las diversas perspectivas no siempre son coherentes entre sí, aunque para sí lo sean, ya que se sustentan en intereses diversos e incluso contradictorios.
Desde las perspectivas de las familias, porque hay varias, se insta a mantener los centros escolares abiertos casi todo el año, porque un sector de ellas precisa de tiempo libre de la custodia de sus hijas e hijos. No sólo de trabajo se trata, aunque también, ya que de hecho el tiempo dedicado por la niñez a la TV y video juegos está creciendo exponencialmente, y ello es así porque esta tendencia es coherente con tener “entretenida” a la infancia en el hogar.
Hay familias que le dan importancia a la gestión del tiempo escolar. Les preocupa el aprovechamiento escolar para sus hijas e hijos. Algunas de ellas plantean la reducción de la duración de la jornada escolar, por la fatiga que genera en el alumnado. Esta perspectiva es la que ha dificultado el implantar en toda España la jornada única de mañana y por ello se mantiene la jornada partida en distintas Comunidades Autónomas.
Otro grupo de familias, claramente minoritario, reclaman la no obligatoriedad de la escolarización. El movimiento Home School se desarrolla en esa línea, asumiendo las familias la educación de sus retoños y objetando, unas veces, aspectos relacionados con la ideología que las instituciones educativas trasmiten, y otras, la prevención de situaciones de acoso escolar. De hecho esta perspectiva explica, en otro orden de cosas, una parte importante del absentismo escolar, al negarse algunas alumnas o alumnos a asistir a los centros escolares porque allí son objeto de Bullying.
La obligatoriedad de la escolarización nació para luchar contra el uso de la niñez para el trabajo y el abandono de la infancia. Una vez controladas estas situaciones, librada la infancia del trabajo y el abandono, hay quien se pregunta: ¿Qué sentido tiene la escolarización obligatoria? Porque por ejemplo la Ley del menor atribuye la obligación a las familias para garantizar la educación de sus hijas e hijos. ¿Podrían las familias garantizar la educación de su prole, sin necesariamente escolarizarlos? En qué lugar quedaría, la tan traída y llevada, Igualdad de Oportunidades, o la “Cohesión Social”. Habría también que contemplar los aspectos de socialización necesarios para el desarrollo psicosocial de la infancia.
Otra perspectiva de interés es la paidocentricas. Si de preguntar se tratara, raro sería encontrar un caso donde la niña o el niño manifestaran su “amor” a la escuela. Y ello debería introducir un debate sobre la vida en las aulas y la organización de los centros educativos en el seno de las comunidades educativas.
Se está tan acostumbrado a la existencia de las escuelas e institutos que es muy extraño imaginar un modelo social donde las instituciones escolares, o no existieran o fueran muy diferentes a las actuales. Sin embargo el modelo social se transforma sin que cambie nada en los contextos escolares y eso no parece razonable.
Falta por contemplar las visiones desde el sector del magisterio, del profesorado. Porque es evidente que se sostiene sobre planteamientos ideológicos ligados a la formación docente recibida, la socialización profesional y la influencia por la forma de ganarse la vida.
Todas estas contradictorias coherencias justifican la necesidad de abrir el necesario debate sobre la nueva escolarización.
Fdo Rafael Fenoy Rico