Nikki Walsh y Tanner Broadwell son una pareja feliz para lo bueno y para lo malo, como el momento que les ha tocado vivir tras ver su sueño yéndose a pique.
Residentes en Colorado, se mudaron a Florida y durante un año planearon cómo cumplir su ilusión: navegar alrededor del mundo libres de preocupaciones. Pero no pudo ser.
Vendieron su casa, sus muebles e incluso su coche para tener liquidez y adquirir un velero de unos diez metros de eslora. Todo era perfecto, así que se aprovisionaron bien de alimentos y lanzaron a la aventura marinera junto a su perro.
Pero apenas un día y medio después de zarpar, y aún en aguas de Florida, el barco se hundió. No supieron reaccionar a las corrientes de un canal de agua calificado de «peligroso» por los propios marineros expertos de la zona. Y no hubo remedio, el barco se hundió como el Titanic llevándose sus sueños con él.
Solo pudieron salvar algunos documentos, algo de ropa y al perrete antes de abandonar la embarcación en un bote salvavidas. Sin embargo, dispuestos a intentarlo de nuevo, recogen fondos a través de internet para, de momento, reflotar su Titanic particular.
