Seremet agregó que las investigaciones continúan y que tratarán de descifrar cuanto antes las conversaciones de fondo recogidas en la caja negra, para determinar si existió alguna orden de aterrizar dirigida a los pilotos.
Tomasz Pietrzak, segundo piloto presidencial, descartó el error de su compañero, mientras los expertos rusos que han analizado las cajas negras apuntan a que no existió ningún fallo técnico del aparato, un Tupolev 154 con veinte años de antigüedad que había sido revisado cinco meses atrás.
Pietrzak dijo que el aterrizaje podría haberse producido por orden del presidente polaco, Lech Kaczynski, para evitar un retraso, como ya había sucedido en otras ocasiones en que el jefe del Estado había insistido en tomar tierra a pesar de las condiciones adversas, como la intensa niebla que existía el sábado en Smolensk, cuyo pequeño aeródromo militar carece de sistema de guía de aparatos.
Medios de comunicación polacos también se preguntaban ayer si esa urgencia de Kaczynski podría estar detrás de una orden al piloto de tomar tierra, pese a la situación meteorológica.
El Fiscal General confirmó la identificación por un familiar del cuerpo de la esposa del presidente Kaczynski, Maria, aunque precisó que todavía queda someter los restos mortales a la prueba de ADN.
En el avión, que se estrelló el sábado pasado en la maniobra de aterrizaje en el aeropuerto de Smolensk, viajaba una delegación oficial de 96 personas, con Kaczysnki a la cabeza, para asistir al acto en recuerdo de los más de 20.000 oficiales y soldados polacos asesinados por los servicios secretos de Stalin en Katyn (Rusia) hace setenta años.
Los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía expresaron ayer su “más sentido pésame” al embajador de Polonia en España, Ryszard Schnepf, y firmaron en el libro de condolencias abierto por la muerte de Kaczynski.
Sus Majestades transmitieron en la embajada “un saludo afectuoso a todo el pueblo polaco” y han conversado durante unos minutos con Schnepf y su esposa, Dorota Wysock-Schepf.
Un primer paso para la reconciliación
La catástrofe aérea de Smolensk ha hecho que Polonia y Rusia dejen a un lado sus tradicionales diferencias y escenifiquen una reconciliación impensable semanas atrás, gracias en buena medida a la actitud de las autoridades rusas.
“Si el accidente de Smolensk ha dejado algo positivo es la actitud de Rusia, su cooperación en los momentos difíciles y la solidaridad de Vladimir Putin”, dijo a Efe Maciej Knapik, analista de la cadena de televisión TVN24.
Esa solidaridad se resume en una imagen repetida una y otra vez en Polonia: el ministro ruso, Putin, y su homólogo polaco, Donald Tusk, fundidos en un abrazo en el lugar del siniestro.
“Es una paradoja, pero la tragedia de Smolensk es la oportunidad de unir nuestras naciones como nunca antes”, se leía ayer en la ‘Gazeta Wyborcza’.
Un gran homenaje a las víctimas
Un gran homenaje oficial se celebrará este sábado en Varsovia en memoria de las 96 víctimas del accidente aéreo conocido ya como la tragedia de Smolensk.
El presidente del Senado polaco, Bogdan Borusewicz, anunció ayer que la ceremonia tendrá lugar en Varsovia, junto a la Tumba al Soldado Desconocido, y que, en el caso de que las inclemencias del tiempo impidieran un homenaje al aire libre, éste se trasladaría a la catedral de San Juan de la capital polaca.
Borusewicz comentó que, tras el homenaje, se celebrarán los funerales por las víctimas, en algunos casos en otras localidades de Polonia, de donde procedían, pero no aclaró cuándo será el sepelio de la pareja presidencial.