Patio de monipodio

No iba a llegar

Pero ha llegado. El “agudo” personaje, precisado de presumir ante su familia exclamó, displicente y despectivo: “Yo vengo escuchando eso hace veinticinco años”

Publicado: 24/10/2023 ·
20:50
· Actualizado: 24/10/2023 · 21:01
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Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Pero ha llegado. El “agudo” personaje, precisado de presumir ante su familia exclamó, displicente y despectivo: “Yo vengo escuchando eso hace veinticinco años”. Era tan “astuto” para pensar que el tiempo iba a cambiar en un par de días o no cambiaría. Por su aspecto no debería tener intereses en petroleras ni energéticas, pero era tan “listo” que “no se creía ná”. Por desgracia no es el único, peor aún: energéticas y petroleras siguen simulando ignorar el problema, dispuestas a perforar el polo norte y hacer desaparecer la Antártida en busca de combustibles fósiles, para evitar la reconversión de sus multimillonarios negocios.

 

Ahora costará mucho más, si no lo siguen negando, porque si continúan igual pronto será imposible recuperar el planeta. Ahora no queda más remedio que, para poner remedio, cambiar o abandonar muchos hábitos y costumbres por parte de todos, mientras los más contaminantes modifican con toda urgencia sus sistemas para minimizar totalmente toda expulsión de residuos al suelo o a la atmósfera. Y, aun así, soportar todavía unas cuantas temporadas de sólo dos estaciones, con veranos duros y larguísimos e inviernos también duros y destructivos.

 

Ambas cosas tienen que ser simultáneas, porque si seguimos como hasta ahora el problema sólo puede empeorar y entonces ya sin posibilidad de retorno, es decir, sin solución. Todo esto requiere, por supuesto, una apuesta decidida, conjunta y coordinada de los gobiernos, que para este asunto deberían dotarse de mayor autoridad frente a los intereses de la industria contaminante, y por supuesto por parte de todos una mayor responsabilidad en la producción y el uso del agua, el respeto a la naturaleza y el tratamiento de residuos, que no se pueden seguir mezclando por pura comodidad, como todavía ocurre a causa de la irresponsable comodidad de algunas y algunos.

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