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Ansiedad: cómo manejarla cuando hace calor

Alejandro Ramírez – La ansiedad es una combinación compleja de emociones (miedo, preocupación, aprensión) que dan como resultado una serie de síntomas físicos, entre los que se encuentran la disnea, los temblores, la taquicardia o los dolores torácicos. Las manifestaciones somáticas son la expresión de una hiperactividad del sistema nervioso central y por tanto de esa […]

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Alejandro Ramírez – La ansiedad es una combinación compleja de emociones (miedo, preocupación, aprensión) que dan como resultado una serie de síntomas físicos, entre los que se encuentran la disnea, los temblores, la taquicardia o los dolores torácicos.

Las manifestaciones somáticas son la expresión de una hiperactividad del sistema nervioso central y por tanto de esa particular reacción puesta en marcha por el sistema nervioso simpático conocida como «lucha y huida». El problema puede existir como un trastorno cerebral primario o puede estar asociado con otras condiciones, como la depresión o la esquizofrenia.

Vivir con ansiedad no es fácil, a menudo interfiere con las actividades diarias normales. Una ayuda válida para mitigarla viene del deporte. Según los científicos de la Universidad de Gotemburgo, la actividad física de moderada a intensa alivia los síntomas.

Los factores de riesgo de la ansiedad

Antes de hablar de los factores de riesgo de la ansiedad es bueno distinguir el trastorno fisiológico del patológico. El primero indica un estado de tensión psíquica y física que permite una activación general de todos los recursos de un individuo, para permitir la implementación de comportamientos indispensables para la adaptación. El segundo, por el contrario, determina una limitación de las capacidades adaptativas del sujeto y puede ser vago o estar dirigido hacia objetos y/o eventos específicos.

Los factores de riesgo pueden ser hereditarios, biológicos e inconscientes. Según estudios genéticos, en cerca del 50% de los casos, las personas ansiosas tienen al menos un familiar que padece una patología similar. Otras investigaciones en cambio han centrado la atención en la conexión entre el problema y una alteración de la cantidad de neurotransmisores, por ejemplo una producción excesiva de norepinefrina o una secreción reducida de GABA y serotonina.

Para Sigmund Freud, en cambio, la ansiedad deriva de un conflicto inconsciente arraigado en la infancia o desarrollado durante la vida adulta. Sería «removido» de la conciencia a través de mecanismos de defensa y, en consecuencia, relegado al área inconsciente.

Los síntomas de la ansiedad

La sintomatología de la ansiedad es variada y se divide en manifestaciones psicológicas, generales y neurovegetativas. La intensidad de la misma varía de individuo a individuo.

  • Síntomas psicológicos: irritabilidad, rumiación, dificultades de concentración, problemas de sueño, deterioro de la memoria, desrealización, despersonalización.
  • Síntomas generales: aprensión, hipervigilancia, tensión, evitación, inquietud, sensación de peligro inminente, miedo a morir, perder el control o volverse loco.
  • Síntomas neurovegetativos: taquicardia, disnea, sudoración profusa, parestesia, mareos, nudo en la garganta, diarrea, temblores, tensión muscular, sofocos o sofocos, sensación de ahogo y desmayo.

Ansiedad y calor

En verano, especialmente durante los días particularmente bochornosos, los sujetos con tendencia a tener ansiedad presencian un empeoramiento de su tensión emocional y de todas las manifestaciones físicas relacionadas con ella. Pero, ¿es realmente así o es una simple sugerencia?

Desgraciadamente las altas temperaturas desencadenan una eficaz sintomatología que no es más que una forma de adaptación a la propia condición ambiental. Estos síntomas, percibidos como peligrosos, se ven muy amplificados por el estado de ánimo. Por ejemplo, el aire húmedo puede causar la sensación de que respiramos mal. Sin embargo, bajar la presión arterial puede provocar mareos y sensación de desmayo.

Entonces, ¿qué hacer para hacer frente a esta situación? Además de respetar las normas anti-calor habituales, se aconseja a quienes padecen ansiedad:

  • Ser indulgente con uno mismo
  • Practicar actividad física (por ejemplo una caminata) durante las horas más frescas
  • Si es posible, pasar tiempo en las montañas en contacto con la naturaleza
  • No aislarse
  • Beber tés de hierbas fríos
  • Aplicar técnicas de relajación
  • Buscar ayuda de un psicoterapeuta si el problema se vuelve inmanejable

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