Alejandro Ramírez. | El
ileísmo es la práctica de hablar de uno mismo en tercera persona en lugar de en primera persona. En su relato de la
Guerra de las Galias, por ejemplo, el emperador
Julio César escribió «César vengó al público» en lugar de «Yo vengué al público». El pequeño cambio lingüístico parece tener la intención de hacer que la declaración se sienta un poco más como un hecho histórico registrado por un observador imparcial.
Para el oído moderno, el
ileísmo puede sonar un poco tonto o pomposo. Sin embargo,
según publica la BBC, investigaciones psicológicas recientes sugieren que el
ileísmo puede traer algunos
beneficios cognitivos reales. Si estamos tratando de tomar una decisión difícil, hablar de nosotros mismos en tercera persona puede ayudar a neutralizar las emociones que podrían desviar nuestro pensamiento, permitiéndonos encontrar una solución más sabia de nuestro problema.
“La paradoja de Salomón”
Para comprender estos beneficios del
ileísmo, primero debemos examinar las formas en que los científicos miden la sabiduría del razonamiento de alguien.
El
estudio científico de la sabiduría ha sido encabezado por
Igor Grossmann en la Universidad de Waterloo en Canadá.
Grossmann primero
se basó en el trabajo de numerosos filósofos para decidir sobre una serie de «componentes metacognitivos», que incluyen la humildad intelectual, el reconocimiento de los puntos de vista de los demás y la búsqueda de compromisos, que comúnmente se consideran esenciales para una toma de decisiones inteligente.
En uno de sus primeros
estudios,
Grossmann pidió a los participantes que pensaran en voz alta sus respuestas a varios dilemas, mientras que una serie de psicólogos calificarían sus respuestas verbales de acuerdo con estos criterios.
Los
estudios posteriores de
Grossmann revelaron que el nivel de razonamiento de las personas puede depender del contexto. En particular, descubrió que la puntuación de este razonamiento tendía a ser mucho más alta cuando los participantes consideraban las situaciones de otras personas en vez de sus propios dilemas personales.
Grossmann llamó a esto “La paradoja de Salomón”, en honor al antiguo rey bíblico, que era famoso por aconsejar sabiamente a otros mientras tomaba una serie de decisiones personales desastrosas que finalmente dejaron su reino en el caos. El problema parece ser que cuando tomamos decisiones personales, nos sumergimos demasiado en nuestras emociones, lo que nubla nuestro pensamiento y nos impide poner nuestros problemas en perspectiva.
Cómo mejorar el razonamiento
¿Podría el
ileísmo resolver la paradoja de Salomón? La idea tiene sentido intuitivo: al cambiar a la tercera persona, nuestras descripciones de la situación comenzarán a sonar como si estuviéramos hablando de otra persona en lugar de hablar de nosotros mismos. Este sentido de desapego nos permitiría ver el panorama general, en lugar de quedarnos atrapados en nuestros propios sentimientos.
Y eso es exactamente lo que encontró
Grossmann en un
estudio con Ethan Kross en la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
Mostraron que las personas que empleaban el
ileísmo para hablar sobre sus problemas mostraban una mayor humildad intelectual, capacidad para reconocer la perspectiva de los demás y disposición para llegar a un compromiso, lo que aumentaba sus puntuaciones generales de razonamiento.
Los últimos
estudios muestran que el uso regular del
ileísmo puede traer beneficios duraderos para nuestro pensamiento. Trabajando con
Abigail Sholer, Anna Dorfman y otros investigadores,
Grossmann pidió a los participantes que mantuvieran un diario durante un mes en el que describieran una situación que acababan de experimentar. A la mitad se le dijo que escribieran sus entradas en tercera persona y a la otra mitad que escribieran en primera persona.
Tal como se esperaba, los investigadores
descubrieron que, en el transcurso de la intervención, los participantes que habían sido alentados a usar el
ileísmo en sus diarios vieron un aumento en el nivel de sus razonamientos.
Al animarnos a poner nuestros problemas en perspectiva, el uso del
ileísmo también puede ayudarnos a tener respuestas más equilibradas. Las personas que completaron el
diario en tercera persona
mostraron emociones más positivas después de situaciones complicadas, en lugar de concentrarse únicamente en la tristeza, la frustración o la decepción.