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Una técnica fotográfica del siglo XIX permite innovaciones del XXI

Para que luego digan que las cosas del pasado no merecen la pena. En este caso, desde luego, ha ayudado a mejorar la tecnología del futuro. Te contamos: investigadores del MIT han desarrollado una técnica que da a los materiales un «color estructural» consecuencia de su estructura microscópica, en lugar de usar aditivos químicos o […]

Para que luego digan que las cosas del pasado no merecen la pena. En este caso, desde luego, ha ayudado a mejorar la tecnología del futuro. Te contamos: investigadores del MIT han desarrollado una técnica que da a los materiales un «color estructural» consecuencia de su estructura microscópica, en lugar de usar aditivos químicos o colorantes.

Al aplicar una técnica de fotografía en color del siglo XIX a materiales holográficos modernos, el equipo imprimió imágenes a gran escala en materiales elásticos que, cuando se estiran, pueden transformar su color, reflejando diferentes longitudes de onda a medida que se tensa el material.

La técnica abre una puerta a la fabricación de vendajes para monitorear la presión, telas que cambian de tono o robots sensibles al tacto.

Los investigadores produjeron películas elásticas impresas con ramos de flores detallados que se transforman de tonos cálidos a más fríos cuando se estiran las películas. También imprimieron películas que revelan la huella de objetos como una fresa, una moneda y una huella dactilar.

Los resultados del equipo proporcionan la primera técnica de fabricación escalable para producir materiales detallados a gran escala con «color estructural», color que surge como consecuencia de la estructura microscópica de un material, en lugar de aditivos químicos o tintes.

«Escalar estos materiales no es trivial, porque es necesario controlar estas estructuras a nanoescala», dice en un comunicado Benjamin Miller, estudiante de posgrado en el Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT. «Ahora que hemos superado este obstáculo de escala, podemos explorar preguntas como: ¿Podemos usar este material para hacer una piel robótica que tenga un sentido del tacto similar al humano? ¿Y podemos crear dispositivos de detección táctil para cosas como la realidad virtual aumentada o la formación médica? Es un gran espacio el que estamos viendo ahora».

Los resultados del equipo aparecen en Nature Materials.

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