Raquel Martori | EFE – Omar Quintero, el cubano conocido como «el pagador de promesas», dice tener «más fe, amor y una responsabilidad» tras cumplir la que hizo a la Virgen de la Caridad por el «milagro» de sanar a su hijo, caminando casi 900 kilómetros, hazaña que han seguido miles de personas en su país, en vivo y en las redes.
En los apenas 16 metros cuadrados de su casa el devoto Quintero tiene un altar dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre, al que sumó una imagen de madera de la deidad, obsequio de un escultor que conoció a su paso por la provincia oriental de Camagüey.
Aunque su viaje peregrino se hizo viral en las redes sociales y trascendió las fronteras de Cuba, Quintero asegura que él es «el mismo de siempre».
LA PROMESA
A su hijo Lázaro Damel Quintero Bermúdez, un joven «bello y físicamente saludable», trabajador del sector de la salud, se le diagnosticó hace once años una enfermedad mortal: un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que se forma en el sistema linfático.
Recuerda que su hijo, de 25 años, estuvo hospitalizado en estado muy grave y los partes médicos daban pocas esperanzas.
Ése fue el momento en que le prometió «a Dios y a la Virgen de la Caridad que si lo salvaban iba a El Cobre a pie», en referencia al conocido santuario de la Virgen de la Caridad, lo que implicaba cruzar casi entera la isla de Cuba.
Atribuye a su «fe y amor de padre» esa promesa. «Los médicos pusieron todo su empeño, lo salvaron y salió del coma, no como antes, pero está vivo, con la fe, el apoyo que me dio el pueblo en esta caminata», explica.
EL LARGO TRAYECTO
En la primera jornada de la travesía -con salida de La Habana el pasado 15 de enero hasta el vecino pueblo de San José de las Lajas- hizo 51 kilómetros. «Sin darme cuenta», dice ahora.
A partir de ahí, anduvo por la Carretera Central del país a más de 30 kilómetros por día, empujando el carrito en el que transportaba una imagen de la Virgen vestida con el color amarillo que le caracteriza.
Relata que en aquellos primeros días durmió en estaciones de autobuses, portales de viviendas y comercios. Comía poco: el café y los cigarros eran su «gasolina».
Reconoce que durante el trayecto hubo un momento en el que pensó que no iba a llegar a su destino, el pequeño pueblo de Santiago de Cuba donde está el santuario de la Virgen de La Caridad, declarada Patrona de Cuba en 1916 por la Iglesia Católica y conocida como «Cachita» y Oshún en las religiones afrocubanas.
«No esperaba que el pueblo me recibiera así. Me pedían autógrafos, hacerse fotos, que tocara sus manos o les llevara ofrendas a la Virgen, bendiciones a las embarazadas y donaciones a hogares de ancianos, escuelas de niños discapacitados y enfermos», narra el peregrino con precisión cronológica.
Su promesa se hizo viral y en las redes sociales se compartían día a día sus avances. Los medios locales comenzaron a entrevistarle y registrar su marcha hacia El Cobre.
Se le sumaron incluso personas en su peregrinaje, entre ellas una joven nombrada María Carla, en Camagüey, y el turista italiano Davide Cuttica, quien se cruzó con él en Ciego de Ávila y le acompañó hasta el final y de regreso a La Habana, mientras trasmitía en su blog en las redes sociales el viaje del cubano, a los que ahora los considera «amigos y familia».
EN EL COBRE
En El Cobre, Quintero revive el recibimiento que le ofrecieron cientos de personas, como el cantante Israel Rojas, que respondió a su petición y entonó el tema «Valientes».
«Cumplí ante ella y ante Dios. En el Cobre dejé mi corazón, prometí a la Caridad que cuando mi hijo se recupere voy a llevarlo, porque es parte de la promesa, y que seguiré ayudando a los enfermos», apunta.
Con ese fin dijo que se plantea crear ahora un grupo de ayuda humanitaria virtual para hacer donaciones principalmente a niños enfermos y sin amparo familiar.
Aunque ésta fue su sexta promesa a la Caridad, considera a las anteriores sin la misma significación y llama a las personas enfermas a no perder la esperanza: «No se rindan y luchen por su vida».