En la recta final de esta feria del «reencuentro» que se celebra desde el pasado día 10 en el parque del Retiro de Madrid y que acaba el próximo domingo, una veintena de escritores comparten con Efe algunas de estas anécdotas, de risa unas y emocionantes otras.
«Con una cola llena de papis, mamis, niños, bebés y señoras embarazadas, una lectora súper fan abre una maleta (literalmente) saca todos mis libros para que se los firme y me da algo ‘muy personal porque eres como de mi familia’. Abro la caja y era ¡un bizcocho con forma de pene! No supe qué cara poner, cerré rápidamente la caja y mire a los que esperaban y les dije: ‘esto no puedo enseñarlo'».
Otros regalos son más emotivos, como el que recibió Sandra Barneda, autora de «Un océano para llegar a tí», de una joven de 17 años que se había leído todos sus libros y que le regaló una libreta en la que había escrito su primera novela, algo «único», dice.
LECTORES «TOCAPELOTAS»
Antonio Zarzalejos, autor de «Felipe VI. Un rey en la adversidad», relata lo ocurrido en la tarde del 11 de septiembre, cuando un lector, tras advertirle que se le había olvidado en casa su ejemplar y que, por supuesto, no iba a comprar otro, le pasó a enumerar tres «erratas» que había detectado en el libro y que llevaba apuntadas en el móvil.
DEDICATORIAS PARA PERROS Y TATUAJES
Le ocurrió a Fernando Aramburu el segundo día de la feria mientras firmaba su nueva novela «Los vencejos». Dos lectoras le pidieron que se lo dedicara a sus respectivos perros. Y otro de los ejemplares fue para una niña que aún no había nacido a petición de su madre embarazada.
A J.J. Benitez, que presentaba «La gran catástrofe amarilla», le pidieron dibujos además de dedicatorias: «Se me acerca un chico y después de que le firmase 4 libros me pide que le dibuje en un papel en blanco un extraterrestre porque se lo pensaba tatuar en el brazo».
Y otras dedicatorias fueron al torso de algún lector, como relata Hénar Álvarez, autora de «La mala leche»: «Vino una chica con su novio, le firmé el libro a ella y me dijo que su novio también era muy fan (su novio estaba al lado, pero hablaba ella) y que no se atrevía a decirme que quería que le firmase en el pecho». Y como no funcionaba con el bolígrafo que estaban usando tuvo que hacerlo con un rotulador rojo.
CONFUSIÓN DE AUTORES Y LIBROS
En el trajín de colas y autores hay veces que los lectores se confunden. Como cuenta la periodista Pepa Bueno, directora de El País y anteriormente presentadora en la Cadena Ser, que firmaba su libro «Vidas arrebatadas»:
«Se me acerca una lectora y me cuenta que a ella lo que le gusta es escucharme en la radio, que me admira, que qué bueno mi programa. Y al final, solo al final cuando estoy dedicándole el libro se da cuenta de que me ha confundido con Pepa Fernández de RNE (…). Le digo que creo que está confundida de periodista, que ella es «la otra Pepa»» y la señora duda un momento y al final me responde. ‘bueno, pero tú también sales en la radio, ¿no?. Pues me vale'».
También hay lectores que se meten mucho en la novela, como explica Nativel Preciado sobre «El santuario de los elefantes» cuando un señor de mediana edad le dijo en la feria que él era un personaje secundario del libro: ‘Yo iba en el jeep detrás del vuestro, cuando fuisteis con Helani al Ngorongoro, ¿te acuerdas?’. No me atreví a decirle que era imposible acordarme, porque Helani no existe más que en mi imaginación, lo mismo que el viaje al Ngorongoro que nunca hice».