Podría haber sido la boda del año, por su originalidad y porque, además de significar una unión amorosa, tenía un fin solidario. Pero no pudo ser. Una jueza de Vigo acabó con la ilusión de una pareja, cuanto menos, peculiar. Se negó a oficiar la ceremonia.
¿El motivo? Las prendas que habían elegido para la ocasión. Ella, María Salinas, lucía lo que había deseado. Quería casarse con el traje tradicional de gallega que su madre le confeccionó durante años. Él, aún más original: «Yo me hice un traje con una modista para no ir disfrazado. Quería ir vestido como Jack Sparrow como me conocían los niños del campo de refugiados de Idomeni. Con mi álter ego en la escritura y como me conocen mis hijos : «papá pirata». Un traje con más clase y estilo que los habituales trajes de novios».
María y Juan Alberto no pudieron, ni siquiera, entrar en el edificio del juzgado. Por tercera vez se quedaban sin boda (las dos primeras fue por la pandemia). Su historia se ha hecho viral porque, además, habían anunciado previamente que todos los regalos se iban a destinar a tres proyectos solidarios.
