No obstante, Ma parece estar intentando no causar más revuelos ante la mano dura de Pekín, que en noviembre forzó la suspensión de la salida a bolsa de la tecnofinanciera (‘fintech’) de Ma, Ant Group, que iba a ser la mayor operación de este tipo de la historia.
Sea como sea, Ma, una figura pública que no rehuye las cámaras ni los micrófonos -grabó su propia película de kung-fu y apareció en un escenario imitando a Michael Jackson durante un evento de empresa-, no ha querido salir al paso de los rumores, y tampoco lo han hecho de manera oficial Alibaba ni Ant.
Lo que sí han hecho ambas firmas es emitir varios comunicados en los que aseguran que sus operaciones mantienen la normalidad y que colaborarán con las autoridades.
Cabe recordar que Ma dejó la presidencia de Alibaba en 2019 -20 años después de su fundación- y que no tiene ningún cargo ejecutivo en Ant, aunque que sí que es accionista mayoritario de esta.
Mientras tanto, en redes sociales chinas como la popular Weibo, equivalente a Twitter, su vasta legión de seguidores pide al emprendedor, conocido popularmente como «profesor Ma» por su pasado profesional en la enseñanza de inglés, que dé alguna pista de su paradero, mientras que sus detractores le tildan de «capitalista» sin escrúpulos y aseguran que «será castigado».
Y en el buscador Baidu -equivalente a Google- las predicciones al escribir Ma Yun (su nombre en chino) pasan por «Jack Ma se exilió», «Jack Ma sentenciado a prisión» o «Jack Ma, desaparecido», lo que muestra que la especulación es persistente entre los ciudadanos del país asiático.
CRÍTICAS E INTENTOS DE CALMAR LAS AGUAS
Justo antes de la fallida salida a bolsa de Ant, Ma levantó gran polémica en China al pronunciar un discurso en el que criticaba duramente la estrategia de China de minimizar riesgos en el sector financiero, asegurando que «la innovación siempre viene acompañada de riesgos» y que «el mayor riesgo es cuando intentas minimizar el riesgo a cero».
El hombre más rico de China, que también es miembro del Partido Comunista (PCCh), se reservó algunas balas entonces contra los bancos tradicionales, de los que afirmó que se dirigen como «casas de empeño» para defender la necesidad de canales alternativos de financiación como los que ofrece Ant a través de su plataforma Alipay.
Días después, los reguladores chinos llamaron a capítulo a Ma y a directivos de Ant y publicaron una nueva normativa mucho más restrictiva para las ‘fintech’, algo que llevó a algunos expertos a especular con que el empresario ya conocía el contenido de esa nueva regulación y estaba tratando de forzar una renegociación de sus términos mediante una crítica pública, algo no excesivamente común en una figura de tan alto perfil en China.
En las últimas semanas, tanto la prensa estatal como altos cargos de los organismos reguladores han criticado esas vías de financiación, asegurando que la innovación financiera es una «espada de doble filo» y que algunas de las empresas del sector, sin apuntar directamente a Ant, operan «infringiendo las normativas bajo la bandera de la innovación, provocando enormes riesgos financieros y sociales».
Ante las embestidas de Pekín, Ant decidió rebajar los límites de crédito a los usuarios más jóvenes de su servicio de tarjetas virtuales Huabei y Ma, según el diario estadounidense The Wall Street Journal, y habría ofrecido a las autoridades que tomasen control de cualquiera de las plataformas de la compañía «siempre y cuando el país las necesite».