EP | Un artículo publicado en la revista
Science revela que los albanerpetóntidos, un raro grupo de anfibios extintos que vivió hace más 100 millones de años, ya cazaban a sus presas mediante una proyección explosiva de su lengua extensible.
Unos fósiles hallados en Birmania conservados en ámbar han permitido describir la nueva especie, a la que han denominado ‘Yaksha perettii’, confirmando que este mecanismo de caza sería anterior al de los camaleones y salamandras.
A pesar de tener garras, escamas y colas parecidas a las de las lagartijas, los albanerpetóntidos –a menudo llamados ‘albis’ para abreviar– eran anfibios, no reptiles. Pertenecieron a un linaje distinto al de las ranas, salamandras y cecilias actuales y aparecieron hace al menos 165 millones de años, extinguiéndose hace tan solo unos 2 millones de años.
Ahora, el estudio de un conjunto de fósiles de 99 millones de años de antigüedad ha permitido redefinir estos pequeños animales como depredadores de emboscada, que capturaban a sus presas con una proyección explosiva de su lengua retráctil, y no como excavadores subterráneos como se creía hasta ahora.
Los fósiles –uno de ellos erróneamente identificado inicialmente como un camaleón ancestral– son los primeros ‘albis’ descubiertos en la actual Birmania y los únicos conservados en ámbar. Las piezas fueron sometidas a una tomografía computarizada para obtener imágenes de gran resolución de la anatomía de los anfibios y revelaron incluso zonas de tejido blando, como la punta de la lengua y partes de los músculos de la mandíbula y los párpados.
Los restos fósiles corresponden a un nuevo género y especie para la ciencia, ‘Yaksha perettii’. Su nombre hace referencia a los yaksha, unas criaturas míticas de la tradición birmana que custodiaban tesoros, y a Adolf Peretti, el descubridor de dos de los fósiles estudiados.
A partir del tamaño del cráneo de un espécimen adulto, Juan Diego Daza, autor principal del estudio y profesor adjunto de la Sam Houston State University (Texas) estima que ‘Y. perettii’ era un animal pequeño, de alrededor de unos 5 centímetros de longitud sin incluir la cola.
«Nos los podemos imaginar como unos pequeños animales, algo rechonchos, correteando y escondiéndose en la hojarasca y saliendo ocasionalmente para cazar una mosca con su lengua», comenta Susan Evans, profesora de morfología de vertebrados y paleontología del University College London y coautora del estudio.
UNO DE LOS MÚSCULOS MÁS RÁPIDOS DEL MUNDO ANIMAL
La lengua del camaleón es uno de los músculos más rápidos del reino animal y, en algunas especies, puede dispararse de 0 a 100 km/h en una centésima de segundo.
Alcanza esta velocidad gracias a un músculo acelerador especializado que, al contraerse, almacena energía y luego lanza su elástica lengua con un efecto de retroceso.
Si efectivamente los primeros ‘albis’ ya tenían está lengua extensible, esta característica habría aparecido mucho antes que los primeros camaleones, que se supone vivieron hace unos 120 millones de años.
El registro fósil de los ‘albis’ se remonta a hace 165 millones de años, aunque Evans cree que es un linaje mucho más antiguo, que se remonta a hace más de 250 millones de años.
«En el estudio analizamos las relaciones de parentesco entre las diferentes especies de ‘albis’ y con otros anfibios extintos y actuales», explica Arnau Bolet, investigador ‘Juan de la Cierva’ del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y que ha participado en los análisis realizados para la nueva especie.
«Hemos visto que los ejemplares actualmente clasificados dentro del género Albanerpeton, que se extendió durante más de 125 millones de años, en realidad corresponden al menos a dos géneros distintos. Esta interpretación es coherente con la posición filogenética que proponemos para ‘Yaksha perettii», explica el investigador.
Tal y como explica, el «extraordinario grado de preservación» ha proporcionado a los científicos nueva información útil para deducir el comportamiento de estos pequeños anfibios. No obstante, dice que el grupo presenta especializaciones tan importantes que, incluso añadiendo la nueva información morfológica disponible, los investigadores siguen sin conseguir ubicarlos en un punto preciso respecto a sus relaciones de parentesco con otros anfibios. Los ‘albis’ se extinguieron hace apenas 2 millones de años por causas todavía desconocidas.