Dos jubilados que pasan sus vacaciones en la Isla de Oleron (Francia) denunciaron que el gallo de una vecina cantaba «demasiado temprano», por lo que se inició una batalla legal bastante disparatada. Al hacerse pública la historia, el gallo se convirtió en una especie de ídolo local. Todos los vecinos habituales de la isla se […]
Además, los demandantes deberán hacerse de las costas del juicio y pagar 1.000 euros en concepto de daños y perjuicios a su dueña. Según el abogado de la dueña de Maurice, se ganó el juicio con facilidad porque los demandantes debían haber probado la molestia que aseguraban, cosa que no pudieron hacer.
Este juicio vuelve a poner de actualidad las quejas que la gente de ciudad suele realizar cuando viaja fuera de su entorno. De hecho, este mismo verano hubo en Galicia un caso parecido, pero no llegó a los tribunales.