Un niño autista de 12 años llamó a la policía de Nueva Jersey para informar de que no encontraba su osito de peluche. Algo aparentemente insignificante para el resto de personas era para él lo más importante y la policía supo entenderlo.
Ryan Paul se llama el chico que avisó a las autoridades de su pérdida y comprobó la eficacia de los agentes. No había salido de casa, simplemente no sabía dónde lo había puesto después de jugar en su cuarto. Al no encontrarlo, Ryan pensó que las personas más capacitadas para devolverle a su amigo de peluche eran los policías de la ciudad.
Sorprendido al saber que su hijo había llamado por teléfono, le preguntó y el chico le respondió «rescate del osito». El padre pidió disculpas a la policía por las molestias, pero se sintió orgulloso al saber que su hijo reaccionaría bien ante una situación de peligro real.
El agente desplazado al domicilio del chico, con buen criterio, no se preocupó por el tiempo invertido, sino que se puso manos a la obra en el «rescate». Y sí, apareció el osito para la felicidad de Ryan, muy agradecido al policía, su nuevo héroe.