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Los humanos comemos conejos desde hace 400.000 años

Los conejos formaron parte de la dieta de los humanos primitivos y los neandertales en el Mediterráneo noroccidental desde hace 400.000 años, pese a que son difíciles de cazar y ofrecen poca carne. Restos de huesos de conejo han sido excavados de ocho yacimientos del Paleolítico Inferior y Medio en la Francia actual, incluida Terra […]

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Los conejos formaron parte de la dieta de los humanos primitivos y los neandertales en el Mediterráneo noroccidental desde hace 400.000 años, pese a que son difíciles de cazar y ofrecen poca carne.

Restos de huesos de conejo han sido excavados de ocho yacimientos del Paleolítico Inferior y Medio en la Francia actual, incluida Terra Amata, sitio al aire libre cerca de Niza, la ubicación más antigua de que los humanos cazaron estos animales en Eurasia.

El hallazgo, publicado en ‘Science Advances’ por un equipo liderado por el profesor asociado de antropología de la Universidad de Trent Eugene Morin, desafía el consenso general de que la caza de estos pequeños y rápidos animales comenzó durante el período del Paleolítico Superior, hace unos 40.000 años.

Su trabajo muestra que incluso durante los primeros tiempos del Paleolítico, los humanos comían una variedad más amplia de carnes que los ungulados que representaban la mayor parte de su consumo de calorías. Este hallazgo también es significativo porque significa que los neandertales pudieron expandir su dieta en contextos de escasez de alimentos, un tipo de comportamiento que se creía que era exclusivo de los humanos modernos primitivos.

«Animales grandes, como el caballo, el bisonte y el ciervo, constituían la mayor parte de la dieta de carne», dice el profesor Morin.

«Pero es probable que, en la región del noroeste del Mediterráneo, los animales difíciles de atrapar como los conejos ayudaron a cerrar las brechas en la obtención de alimentos en las temporadas en que los animales grandes se dispersaron. Esto pudo haber ayudado a los humanos a vivir en densidades de población más altas de lo que hubiera sido posible de otra manera, y podría permitir que más personas sobrevivieran a períodos de escasez de alimentos. La caza del conejo podría haber sido una estrategia eficaz para prolongar la supervivencia, y dado que los conejos podrían ser cazados por individuos o grupos pequeños, la caza del conejo podría haber involucrado diferentes grados de prestigio y cooperación social que aquellos dirigos a animales más grandes».

La investigación también demuestra que, incluso durante los primeros tiempos del Paleolítico, hubo una diferenciación geográfica en las dietas en Europa. Los cazadores en el Mediterráneo noroccidental probablemente cazaban conejos individualmente, lo que puede indicar que trampas primitivas ya estaban en uso. La investigación también plantea preguntas sobre las importantes implicaciones sociales que puede haber tenido la caza menor.

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