Amy es una adolescente británica con ganas de estudiar y de ayudar a su familia, pero en lugar de buscar un trabajo corriente se ha propuesto ganar casi dos millones de euros subastando su virginidad. Para conseguir su objetivo se ha inscrito en una agencia de acompañantes y, a sus 19 años, asegura poseer certificación […]
Amy también afirma que fue evaluada por un psiquiatra antes de publicar la subasta y que realizó una investigación exhaustiva sobre el proceso para ello.
La oferta actual por la virginidad de Amy es de 1’2 millones de euros, pero aún podría subir bastante.
«Es una verdadera oportunidad de cambiar mi vida para mejor, una oportunidad de ayudar a mi familia y devolverles algo, de ayudarlos tanto como me han ayudado», opina Amy, que gastaría parte del dinero en «viajar por el mundo y apoyar mi educación, es una oportunidad increíble vender mi virginidad».
Cuando se seleccione al ganador de la puja, la agencia exigirá un depósito del 10% previo al encuentro, que tendrá lugar en un hotel de Alemania. Allí, el comprador tendrá la opción de comprobar la virginidad mediante algún médico local o del que elijan para viajar hasta el lugar.
«Es mi cuerpo y creo que debería poder hacer lo que quiera con él», sentencia Amy.