Asimismo, la entomilk puede ser una nueva alternativa para los intolerantes a la lactosa, cuyo número también crece tanto en Sudáfrica como en el resto del mundo.
«Básicamente, lo que queremos es volver ‘normales’ los insectos. Yo le diría a la gente simplemente que pruebe. Tenemos el concepto de que no están buenos o algo así pero una vez que los comes, especialmente en un producto como el helado y ves que sabe como un helado normal, todas esas barreras se caen», opinó Bessa.
«Es simplemente un producto más y si la gente se educa sobre sus beneficios y su sabor estará mucho más abierta a incorporarlos a sus dietas diarias», recalcó.
La idea de investigar las opciones alimenticias que ofrecen los insectos surgió mientras Bessa estudiaba un máster, cuatro años atrás, pero la entomilk no vio propiamente la luz hasta hace un año y medio.
«Estaba muy interesada en la sostenibilidad de la alimentación. La investigación en insectos realmente destaca en esto: son buenos para el medioambiente y tienen un perfil muy elevado en cuanto a la cantidad de nutrientes. Pero el mundo occidental no está acostumbrado a ello», comentó Bessa.
Con el derribo de esa barrera social en mente, este año empezaron a comercializar la entomilk en forma de helado y no descartan sumar poco a poco otros productos lácteos, como quesos hechos con leche de insecto.
Cuelgan en sus redes vídeos con las reacciones de quienes se atreven a probar estos helados tan especiales.