El Reloj del Juicio Final, una herramienta simbólica creada por científicos para visualizar la probabilidad de que la humanidad desaparezca, se encuentra por segundo año consecutivo a 90 segundos de la medianoche, muy cerca de su hora final, debido a la guerra de Ucrania y la crisis climática.
Las agujas del reloj fueron colocadas en Washington por el Boletín de los Científicos Atómicos, una organización que se encarga de gestionar esta herramienta desde su creación en 1947.
En 2023, los científicos decidieron rebajar de 100 a 90 los segundos restantes para el apocalipsis, lo más cerca que el reloj había estado nunca de marcar su hora final, y este año optaron por mantener la misma hora.
Esta agónica cuenta atrás se debe a que “las tendencias siniestras continúan apuntando al mundo hacia una catástrofe global”, informó el Boletín en un comunicado.
La principal preocupación de los científicos es la amenaza del uso de armas nucleares en la guerra de Ucrania, así como los esfuerzos de China, Rusia y Estados Unidos para modernizar sus arsenales nucleares.
El Boletín advirtió de que estas tendencias “aumentan el riesgo de que estalle una guerra nuclear por un error de cálculo”.
Además, la Tierra experimentó en 2023 “el año más caluroso jamás registrado” y se produjeron enormes inundaciones, incendios forestales y otros desastres derivados de la crisis climática.
Desde 2007, el Reloj del Juicio Final ha incluido en sus valoraciones el deterioro del planeta debido al calentamiento global.
El Boletín también puso el foco en la expansión que ha habido en el último año de la inteligencia artificial, una herramienta que, advirtieron los científicos, tiene un gran potencial militar y de desinformación.
“Afortunadamente, muchos países están reconociendo la importancia de regular la inteligencia artificial y están comenzando a tomar medidas para reducir el potencial de daño”, aseguraron.
La situación actual es peor que la de 1953, cuando el reloj marcó dos minutos para la medianoche durante una de las etapas más tensas de la Guerra Fría, cuando tanto los soviéticos como los estadounidenses realizaron sus primeras pruebas con armas termonucleares.
El Boletín de los Científicos Atómicos fue fundado en 1945 para alertar al mundo sobre el peligro de una catástrofe nuclear y ha contado entre sus miembros con Albert Einstein y Robert Oppenheimer, entre varias decenas de reconocidos científicos.