Con esta terapia se busca estimular la regeneración del disco intervertebral afectado y aliviar el dolor asociado
El dolor de espalda crónico se ha empezado a tratar con medicina regenerativa personalizada en un hospital de Estepona a partir de sangre extraída al propio paciente.
El cirujano ortopédico y traumatólogo Javier Guerrero ha explicado que se trata del tratamiento con plasma rico en factores de crecimiento (PRGF, por sus siglas en inglés).
A partir de sangre extraída al paciente, se obtiene un medicamento basado en las propiedades terapéuticas de los factores de crecimiento presentes en esa sangre.
Con esta terapia se busca estimular la regeneración del disco intervertebral afectado y aliviar el dolor asociado, y mejorar la calidad de vida de los pacientes, sin necesidad de recurrir a la cirugía.
El dolor de espalda crónico es, según las estadísticas, una de las condiciones médicas que afecta a más personas en todo el mundo: entre el 60 % y el 85 % de la población ha sufrido dolor lumbar o lo sufrirá en algún momento de sus vidas.
La mayoría de estos pacientes padecen la denominada enfermedad discal degenerativa, en la que el disco que hay entre las vértebras se deteriora y se vuelve más delgado, lo cual aumenta la presión en las facetas de las vértebras, es decir, la zona posterior.
Esta dolencia crónica disminuye la calidad de vida de quienes la padecen de tal forma que les dificulta o les impide realizar actividades cotidianas, y su progresión "puede causar complicaciones tales como las hernias discales y pinzamientos de estructuras nerviosas que pueden agravar la clínica", según Guerrero.
Ante esta realidad, la unidad de Columna del hospital ha empezado a aplicar el tratamiento con plasma rico en factores de crecimiento, "una solución revolucionaria a un problema muy común", según ha señalado en un comunicado.
Para ello, se extrae una muestra de sangre del paciente, que se procesa para concentrar las plaquetas y factores de crecimiento que están presentes en ella.
La solución concentrada ya procesada se inyecta en aquellos discos intervertebrales afectados y ayuda a que se regeneren, un procedimiento que se realiza de forma ambulatoria con el paciente sedado, sin anestesia general.
Después del tratamiento, es recomendable un reposo relativo de unas 24 horas aproximadamente, tras lo que el paciente podrá reanudar sus actividades normales.
Por lo general, suelen recomendarse tres sesiones con plasma rico en plaquetas para obtener unos resultados óptimos.