Usando un microscopio electrónico de barrido, un nuevo estudio ha identificado, en tricópteros de 11 a 16 millones de años, ojos fósiles que pueden estar entre los mejor conservados del registro.
Se trata de restos preservados de forma extraordinaria de cien ejemplares de estas criaturas en el yacimiento de McGraths Flat en el centro de Nueva Gales del Sur, Australia.
“Pudimos ver detalles de los ojos compuestos, las glándulas de seda, las piezas bucales, el tracto gastrointestinal, las garras y los genitales de las moscas caddis. Incluso encontramos polen dentro del intestino de un caddisfly”, dijo en un comunicado Michael Frese, científico visitante del Australian Museum y autor del estudio.
“Lo más notable fueron dos fósiles que mostraban el nanorecubrimiento corneal. Esta es la estructura molecular en la superficie de los ojos compuestos de los tricópteros. Creemos que estos podrían estar entre los ojos fosilizados mejor conservados del planeta”.
Frese dijo que el nanorecubrimiento sugiere que los ojos eran antirreflectantes, tal vez porque estos insectos estaban adaptados a poca luz.
“La superficie era súper hidrófoba, tanto químicamente porque era una mezcla de proteína y cera, como estructuralmente. Su patrón podría inspirar nuevos revestimientos para parabrisas de vidrio o gafas de sol”, afirmó.
“La superficie también es antibacteriana porque tensiona la membrana externa de las bacterias Gram-negativas. Podría inspirar pintura para hacer que las paredes de los hospitales sean resistentes al crecimiento bacteriano”.
Los tricópteros conservados en McGraths Flat murieron como larvas y adultos faratos. Los adultos faratos son pupas que han completado la metamorfosis pero aún no se han liberado de la cutícula pupal. Esta cubierta similar a una envoltura adhesiva los protege hasta que vuelan libres de la superficie del agua.
Su preservación se ha producido en sedimentos ricos en hierro del fondo de un antiguo lago que formaron una gruesa capa del mineral goethita.