¿Fracturar o facturar? Eso se preguntó un viajero en un aeropuerto antes de acceder al avión con destino Málaga cuando la compañía le indicó que debía facturar la maleta que llevaba.
Aunque se trataba de una maleta de pequeñas dimensiones, el hecho de llevar ruedas le obligaban a facturarla, según las normas de la aerolínea, que no la contemplaba como equipaje de mano. Para evitar ese gasto, de unos 70 euros, el viajero optó por arrancarle las ruedas en la misma cola de embarque.
Con ayuda de unos amigos, el malagueño consigue arrancar las cuatro ruedas.
Además, con cierto esfuerzo, logran que la maleta entre en el habitáculo que se emplea para determinar si el tamaño de la misma es apto para llevar a bordo y no facturarla. Todo ello ante una tripulación que no sabe bien cómo reaccionar ante la situación.
Más claro lo tenía el resto del pasaje, que no duda en aplaudir a los héroes de esta historia cuando finalmente logran evitar facturar.