Dinamarca ha tomado una decisión contundente para enfrentar las consecuencias del
cambio climático: a partir de 2030, los propietarios de
ganado deberán pagar un impuesto especial por las emisiones de metano de sus animales, incluyendo
vacas, ovejas y cerdos. Este impuesto, inicialmente de 300 coronas (43 dólares) por tonelada equivalente de dióxido de carbono, aumentará a 750 coronas (108 dólares) para 2035. Sin embargo, debido a una deducción fiscal del 60%, el coste real será de 120 coronas (17,3 dólares) al inicio, subiendo a 300 coronas en 2035.
El metano, un gas de efecto invernadero potente, es liberado principalmente a través de los
eructos de las vacas, aunque también por sus flatulencias. Este gas es una preocupación significativa para los ambientalistas, y Dinamarca se une a países como Nueva Zelanda en sus esfuerzos por regular estas emisiones. En 2025, Nueva Zelanda intentó implementar una medida similar, que fue detenida por la resistencia de los ganaderos locales.
El dinero recaudado por este nuevo impuesto será destinado a
proyectos ambientales. Dinamarca planea invertir 5.300 millones de euros para
reforestar 250.000 hectáreas de tierras agrícolas antes de 2045 y crear una reserva de 140.000 hectáreas de tierras bajas para 2030. Además, se comprarán explotaciones para reducir las emisiones de nitrógeno, con el objetivo de disminuir las emisiones en 1,8 millones de toneladas equivalentes de CO2.
En España, las
emisiones de metano del ganado vacuno también son una preocupación. El Centro de Investigaciones Agrarias de Galicia, responsable del 41% de la producción de leche del país, ha iniciado un proyecto financiado por la UE para
modificar la dieta de estos animales y reducir sus emisiones.