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Estar en la piel de otros, ¿por qué el 26 de agosto es el Día Internacional del Actor?

Actores y actrices sumergen al espectador en otras realidades y le hacen evadirse de la propia. Pero quizá lo más desconocido de esta profesión es su origen

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Victoria Abril, en 'Medusa', en el Festival Internacional de Mérida.

Teatro Romano de Mérida.

El musical 'Sonrisas y Lágrimas - The Sound of Music'.

Detalle del frente escénico del Teatro Romano de Mérida.

Actrices participan en la obra 'Las Asambleísta'.

Pepe Viyuela y Sara Águeda.

La elección de este día que homenajea al actor y la actriz tiene que ver con la festividad de San Ginés. La historia de este mártir comienza con una actuación ante el emperador romano Diocleciano (siglo III) en la que se parodiaba a los cristianos. Al parecer, durante esa interpretación satírica, el actor tenía que bautizarse y, al realizar dicho acto, sintió algo especial que le llevó a convertirse al cristianismo y declararse hijo de Dios. Eso le llevó a que fuera torturado y posteriormente decapitado.

Sin embargo Ginés no fue el primer actor de la historia. El inicio del teatro y el reconocimiento de la figura del actor en la cultura occidental, vinieron de la mano de los Hipocritès, es decir “simuladores”. Así fue como se conocieron a los primeros actores en la Antigua Grecia. El término deriva de la palabra hipo, que se refiere a máscara, y critè, que significa responder, así los hipócritas, serían los que responden a través de una máscara.

El primer actor de la cultura occidental, sería un personaje que llegó a convertirse en un mito y que se conocía como Tepsis. Interpretando al Dios Dioniso, en la Atenas del S. V. antes de Cristo, fue el primero que contestó al coro, estableciendo un diálogo con él y creando un argumento. Esa actuación se considera el inicio de la tragedia griega.

También a ese actor se le atribuye la creación de un segundo actor, que interpretaba a dos personajes a través de dos máscaras, una situada de frente y otra de espaldas.

Es curioso cómo el término hipócrita tiene, a día de hoy, una connotación tan negativa, ya que aquí el actor interpretaba a otro personaje pero avisaba de ello portando una máscara. Lo que definitivamente resulta falso es que alguien interprete otro personaje sin avisar de que lo está haciendo.

En la antigua Grecia, los afamados actores llegaron a ocupar algunos de los más altos cargos de la república, como embajadores, generales o senadores. Algo que parece seguir manteniéndose, ya que por ejemplo, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski fue actor, antes de comenzar su carrera política. Y también sucede en la meca del cine, donde Arnold Schwarzenegger fue gobernador de California y el actor Ronald Reagan llegó a ser Presidente de los Estados Unidos.

El mundo de la interpretación ha evolucionado a través del tiempo, primero a través del teatro, representándose obras relacionadas con la religión en la Edad Media y reconociendo a excepcionales creadores como William Shakespeare, Miguel de Cervantes o Lope de Vega.

En sus dramas, tragedias y comedias, representaron las pasiones humanas obteniendo gran éxito y dando a conocer mejor, a través de sus actuaciones, a los hombres y a las mujeres con su compleja y variada personalidad.

Con la llegada de la tecnología audiovisual, el cine, la televisión y actualmente las plataformas, las historias han llegado a cualquier rincón del mundo, convirtiendo a muchos intérpretes en iconos de fama mundial.

No es fácil el trabajo de actor, requiere disciplina, control del cuerpo, concentración y una especial capacidad, lograda a través de talento y mucho esfuerzo, para hacer vivir al espectador, historias ajenas. Paul Newman lo expresó públicamente, de un modo muy gráfico. “Actuar es como bajarte los pantalones. Expones tu intimidad”.

Los mejores intérpretes siempre serán los que consiguen que se vea su máscara, es decir el personaje que interpretan, no a ellos mismos. Tal y como apuntó el actor y director de teatro ruso, Konstantin Stanislavski: “Recuerda: no hay papeles pequeños, sólo actores pequeños”.

Para conseguir la excelencia, este famoso director de teatro creó un método que revolucionó la interpretación en el S.XX, dotándola de una mayor profundidad psicológica, donde el actor se “sumerge” en el personaje.

Su consejo fue fielmente seguido por algunos de los actores más conocidos a nivel mundial. Robert De Niro, Mery Streep, Natalie Portman o Brad Pitt. Éste último, con un pequeño papel entre gigantes de la interpretación como Susan Sarandon, Geena Davis o Harvey Keitel, consiguió destacar en la película de Telma & Louise (Ridley Scott, 1991) para hacerse un hueco y triunfar en la industria del celuloide.

Otro de los seguidores del método Stanislavski, Marlon Brando, considerado por muchos como uno de los mejores intérpretes de todos los tiempos, resumía así el proceso de interpretación del actor para ofrecer al público una obra magistral. “Cuando interpreto me transformo. Me quema dentro una especie de fuego, una especie de delirio. Y me siento fuerte, feroz como un león”. Brando, dejó magníficas muestras de interpretación en películas como Un tranvía llamado deseo, El Padrino o Apocalypse Now.

Otra de las funciones que pueden atribuirse a los actores es dar a conocer problemáticas y sucesos ocurridos en diferentes partes del mundo y épocas históricas. Las obras no sólo se hacen eco de éstas, sino que ayudan al espectador a visibilizar y sensibilizarle ante algunos sucesos o tendencias actuales.

Así lo recuerda una de las actrices más emblemáticas de la actualidad, Meryl Streep: “Dar voz a personajes que no tienen otra voz: ese es el gran valor de lo que hacemos”. Sus actuaciones en Memorias de África,

Los puentes de Madison o El demonio se viste de Prada forman parte de la historia del cine.

Estos grandes nombres convertidos ya en leyendas de la actuación, tienen asegurado el relevo con jóvenes talentos que rompen taquillas y seducen a la crítica como Timothée Chalamet (Wonka, Dune), Millie Bobby Brown (Stranger Things), Jenna Ortega (Betleejuice 2, Miércoles), Austin Butler (Elvis) o Zendaya (Dune, Euphoria), por nombrar sólo algunos. El oficio de actor y actriz sigue en plena forma en cuanto a calidad, glamour y tendencias. Cambian los formatos, pero el espectáculo continúa en cada uno de sus géneros.

Es difícil triunfar en una profesión tan poco estable como es la de los actores y las actrices. Más allá de las grandes estrellas, hay cientos de miles de artistas que interpretan para el público diversos personajes, sin llegar a las grandes alfombras rojas, pero haciendo vivir situaciones y momentos que engrandecen la vida ayudando a comprenderla mejor.

Como apuntó la actriz Julie Andrews “La perseverancia es fracasar 19 veces y triunfar la vez número 20”. Puede que muchos artistas lo hayan intentado una y otra vez, pero siempre conviene recordar, como lo hace la mítica actriz británica, que el éxito puede estar en la siguiente interpretación.

Este artículo de la celebración del día del actor y de la actriz, quiere rendir un homenaje a todos aquellos que enriquecen muestra vida con su talento, para mostrar otras realidades o quizá la propia, vista desde otro ángulo.

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