Una nueva especie fósil de lagarto lombriz descubierta en Túnez exhibe como particularidades mandíbulas que eran capaces de romper caracoles y movilidad hacia delante y hacia atrás.
Terastiodontosaurus marcelosanchezi, que vivió hace unos 50 millones de años, es la especie más grande conocida del grupo Amphisbaenia, con una longitud craneal de más de cinco centímetros.
A diferencia de los lagartos lombriz actuales, predominantemente subterráneos, esta especie también puede haber sido un habitante de la superficie. El fósil muestra características dentales extremas, incluidas mandíbulas fuertes y un esmalte dental especializado, que indican que se alimentaba de caracoles, una dieta que ha persistido durante más de 56 millones de años.
Los lagartos gusano (Amphisbaenia) reciben un nombre acertado, ya que a primera vista estos reptiles escamosos se parecen a un gusano con una cabeza en ambos extremos. Sin embargo, lo que recuerda a una criatura de la mitología griega es en realidad un truco evolutivo: los lagartos gusano pueden arrastrarse tanto hacia adelante como hacia atrás con sus extremos de cola romos y redondeados.
Entre otras cosas, utilizan su forma corporal, que recuerda a la de una lombriz de tierra, para atravesar estrechos pasadizos en el suelo que ellos mismos cavan.
“Nuestro descubrimiento en Túnez, con una longitud craneal estimada en más de cinco centímetros, es la especie de lagarto gusano más grande conocida”, explica en un comunicado el profesor Georgios L. Georgalis del Instituto de Sistemática y Evolución de Animales de la Academia Polaca de Ciencias de Cracovia, primer autor del estudio. “Todos los indicios indican que la nueva especie está relacionada con el lagarto gusano damero actual”.
A diferencia de los actuales Amphisbaenia, que están adaptados a un estilo de vida subterráneo, la nueva especie Terastiodontosaurus marcelosanchezi probablemente era demasiado grande para vivir exclusivamente en madrigueras. Por ello, los investigadores suponen que el animal también pasó una cantidad significativa de tiempo en la superficie.
El coautor doctor Krister Smith del Instituto de Investigación Senckenberg y el Museo de Historia Natural de Frankfurt añade: “Si los lagartos lombriz pudieran crecer tanto como las serpientes, entonces la nueva especie sería comparable a la Titanoboa, que mide hasta 13 metros de largo, es decir, significativamente más grande que sus parientes más cercanos. Creemos que el tamaño corporal inusual está relacionado con las temperaturas más altas en este período de la historia de la Tierra”.
Mediante tomografía computarizada micro, el equipo de investigación documentó la anatomía particular de la nueva especie, que se remonta al Eoceno. El lagarto gusano se caracteriza por una morfología dental extrema, que incluye un diente enorme en la mandíbula superior, muelas planas y una serie de otras características, que lo distinguen de todos los demás anfisbenia.
“Visualmente, se puede imaginar al animal como un 'gusano de arena' de las novelas de ciencia ficción 'Dune' y su adaptación cinematográfica. Basándonos en la estructura de los dientes y el esmalte inusualmente grueso, podemos deducir que los animales tenían una enorme fuerza muscular en sus mandíbulas”, explica Georgalis.
“Sabemos que a los lagartos lombriz de tablero de ajedrez actuales les gusta comer caracoles rompiendo sus caparazones. Ahora podemos suponer que este linaje se especializó en alimentarse de caracoles hace más de 56 millones de años y podía abrirlos sin esfuerzo con sus poderosas mandíbulas. Esta estrategia de alimentación es, por tanto, extremadamente consistente: ha desafiado todos los cambios ambientales y acompaña al linaje hasta el día de hoy”, añade Smith.