Sí, ‘Al compás de Huelva’ era y seguirá siendo para mí la casa que encauzó mi vida laboral allá POR el año 1957 y donde, por imperativo de una ley, puso fin a mi trabajo únicamente como informador y guionista radiofónico en 1993. A partir de ese momento tuve que medir el alcance de mi trabajo y de forma desinteresada seguí “escribiendo” artículos de opinión en un campo totalmente distinto, pero afín con mi experiencia en esos años, no exentos de vicisitudes en la emisora de Radio Nacional de España en Huelva, en Gran Vía, núm. 1. En los altos de la cafetería-restaurante Pelayo. La verdad es que lo único que perdí fue toda la parafernalia que encierra este medio de comunicación, referente digan lo que digan oficial y partidistamente sobre la huella, para mí imborrable y llena de experiencia durante esos decisivos años en los que he podido comprobar ese carácter indulgente de esta Huelva que nos ha tocado vivir y de la forma en que todo se amaña para demostrar que lo único histórico que queda de RNE/Huelva es un magnetófono, algunas cintas y un micrófono icónico que colgaba del techo del estudio de diario…
Sí, me estoy refiriendo al Centro de la Comunicación que endosaron a un popular comunicador de Huelva, pero que, sin menospreciarlo en su trayectoria profesional, a don Jesús Hermida Pineda solo se le conoce en Huelva a través de TVE y alguna que otra cadena más (¿). La iniciativa partió de la anterior corporación municipal y no puedo ocultar mi desagradable sorpresa y/o desencanto cuando desde la recepción hasta la última sala llegó a apabullarme que en un centro de estas características solo hubiera un nombre y una persona, a la que, eso sí, por su trayectoria habría que considerar como destacado protagonista. Pero, solo don Jesús, dueño y señor de tanta parafernalia y hasta saturación de imágenes, lo que me hizo pensar que es preferible caer en gracia que no ser gracioso, y, sobre todo, y ahí está el quid de la cuestión, que es inconcebible haber contado con información y asesoramiento totalmente partidista, y a los hechos me refiero…
Sí, de entrada qué le puede decir al visitante un aparato de esos de antaño llamado -creo recordar- algo así como linotipia y a la persona que lo manejaba en el recordado diario ‘Odiel’, con voz incluida. Curioso, pero que mucho dice a quienes acuden allí para documentarse y conocer cosas de la radiotelevisión y prensa de entonces y de paso comprobar diferencias ¿no? Sí, pero no solo de, por ejemplo Radio Popular de la COPE y del recordado don José María Roldán Fernández. Ya que habría que resaltar algo singular, porque de cosas singulares habría que hablar y mucho que escribir, como modestia aparte hice yo publicando en 1998, de la mano y patrocinio de la Diputación Provincial y la Fundación El Monte, el libro ‘Al compás de Huelva’, Radio Nacional de España-Sexagenaria y decana (1937 – 97), fechas de la creación, nada más terminada la Guerra Civil y fecha de la publicación del libro-documento que, mientras no se demuestre lo contrario viene a confirmar con fechas y datos -ojo- el carácter histórico de aquella ‘Radio Huelva’ como aparecía inicialmente en las ondas… Libro que analiza el panorama de la radiodifusión española y se centra en la expansión de RNE, primero en Madrid, luego en Barcelona y, etc. etc. El libro se agotó rápidamente, pero yo tuve la previsión de entregar varios ejemplares con la intención -todo hay que decirlo- de que como, hasta la fecha, es el único testimonio de la hegemonía de RNE/Huelva quedase expuesto junto a otros elementos característicos de la -¡ojo! No lo olvidemos- emisora de radio pública decana de la radio española; nada más y nada menos, comparando el hecho con el Real Club Recreativo de Huelva, cuyo decanato iba siempre proclamando allí donde estuviese transmitiendo sus partidos. ¿No les parece algo que resaltar?
Sí, me gustaría que tanto la señora alcaldesa como el en estos momentos hombre de la cultura en el Ayuntamiento -que don Nacho sabe de esto un rato- se pusiera sobre la mesa de una vez por todas esta lamentable situación-omisión y fuese encauzada, con la aportación de elementos y testimonios -qué menos que fotografías y algún que otro recuerdo gráfico- fuesen incorporados a las vitrinas u otros elementos expositores, y será entonces cuando el Centro de la Comunicación podría seguir con el nombre del paisano que ahora lo ostenta, pero adobado con esos muchos otros elementos que cualquier entusiasta de la radio de siempre en Huelva, podría recordar a Manuel Zamorano, Nicasio Fernández, José García Galván, Maruja Lleblic, Marilena Robayo, los hermanos Bonachera Pombo, Eduardo y José Ángel, Ernesto Seijas y su esposa Paqui Díaz y toda esa pléyade de personal técnico e incluso administrativo, que hace inviable el espacio y que con un servidor, primero en Huelva, luego en Madrid y hasta la jubilación de nuevo en Huelva, seguiremos recordando como nos lleva a El Rocío vía telefónica y los desplazamientos del Decano por la misma vía, y cómo cada día a las 9 de la mañana en los primeros años nos despertaba a los sones de la sintonía ‘Suspiros de España’. Bueno, y otro día MÁS.